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Hoy elecciones en Brasil

Haddad acorta a ocho puntos la distancia con el favorito Bolsonaro

Varias encuestas reflejaron el repunte del aspirante del PT

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▲ Los brasileños se decidirán hoy en segunda vuelta entre el izquierdista Fernando Haddad y el ultraderechista Jair Bolsonaro.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Domingo 28 de octubre de 2018, p. 23

Río De Janeiro. Al atardecer de ayer se conoció el resultado de una encuesta realizada por el instituto Vox Populi, según el cual Fernando Haddad, candidato del Partido de los Trabajadores (PT) y del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, alcanzó el empate con el ultraderechista Jair Bolsonaro. Fue suficiente para que brotasen manifestaciones de euforia en Río de Janeiro y Sao Paulo.

Casi al mismo tiempo, otra encuesta, del instituto MDA, ponía a Bolsonaro con 57 por ciento frente a 43 de Haddad. Los resultados de los dos institutos más influyentes, Ibope y Datafolha, fueron divulgados alrededor de las ocho y media de la noche, hora local.

El primero dio como votos válidos (sin contar los que se declararon indecisos y quienes pretendían anular su boleta), 54 por ciento para Bolsonaro y 46 para Haddad. Datafolha dio un resultado parecido: 55 por ciento para el ultraderechista contra 45 de su rival del PT.

Hubo una fuerte recuperación de Haddad y ahora es posible que, en un arranque espectacular, logre cambiar el resultado. De ahí su esfuerzo en levantar una ola de optimismo y la cautela de Bolsonaro.

Fueron días de tensión y luego de torbellino para los seguidores de Haddad, y de idas y venidas en la campaña de Bolsonaro, quien salió con amplia ventaja de la primera vuelta.

Cautela de Bolsonaro

En la víspera del día de la votación, Haddad recorrió la mayor favela de Sao Paulo y Bolsonaro se quedó pegado a las redes sociales, lejos del mundanal ruido y de la gente.

Luego de dos semanas de tibio y lento desempeño, dedicado básicamente al fallido intento de construir un frente amplio para derrotar al ultraderechista, a partir del martes Haddad se lanzó a las calles, buscando espacio y medios para una posible, aunque muy poco probable, reversión del escenario electoral.

El punto de partida fue un acto que reunió a unas 70 mil personas en Lapa, región central de Río, con astros del calibre de Chico Buarque y Caetano Veloso en el escenario, además de la figura siempre impactante del teólogo Leonardo Boff. En seguida vinieron marchas y concentraciones multitudinarias en varias ciudades y capitales, entre las que destacaron Salvador de Bahía y Sao Paulo.

Se sucedieron manifestaciones de artistas e intelectuales de varias partes del mundo, saturadas de nombres de primera línea, que culminaron ayer con la declaración de voto por Haddad divulgada por Joaquim Barbosa, quien como presidente del Supremo Tribunal Federal se transformó en una especie de verdugo implacable del PT, despachando –en decisiones que fueron ampliamente criticadas por juristas de todo el mundo– a la cárcel a figuras icónicas e históricas del partido.

Coincidencia o consecuencia de ese movimiento y de graves equívocos cometidos por Bolsonaro y seguidores, a mediados de la semana las encuestas indicaron que disminuyó, de manera incontestable pero no decisiva, la distancia entre ambos candidatos.

En medio de esa ola hubo, es verdad, decepciones. El ex presidente Fernando Henrique Cardoso se negó a declarar su voto en favor del candidato del PT y lo mismo hizo Ciro Gomes, cuya trayectoria en la centroizquierda lo elevó al tercer lugar en la primera vuelta, pero tras pasar 15 días en París volvió y optó por no decir nada.

Entre los coordinadores de la campaña de Haddad, sin embargo, el clima fue más bien de cautela. Lejos del público, admitían que disminuir la diferencia alcanzada por Bolsonaro en la primera vuelta sería un logro importante, ya que el adversario, aunque ganase la disputa electoral, estaría bajo fuerte presión al asumir el 1º de enero.

Algo parecido dijo ayer al cumplir 73 años el ex presidente Lula da Silva, desde la celda en que se encuentra preso, luego de un juicio que lo condenó sin pruebas en un clarísimo acto de arbitrariedad y politización de la justicia. Es importante, como mínimo, que de las urnas salga una oposición fortalecida, afirmó Lula.

Bolsonaro tuvo una trayectoria en zigzag luego de conocerse declaraciones de uno de sus hijos, quien recordó que para cerrar la corte suprema del país no se requería más que un soldado y un cabo, frase del propio ultraderechista.

Luego de asegurar que mandará a los rojos a la cárcel o al exilio y decretará que movimientos sociales de amplia actuación sean considerados grupos terroristas y de afirmar que pretende ignorar solemnemente a las minorías, entre otras aberraciones comunes de su amplio repertorio de amenazas, Bolsonaro optó por un vuelco feroz.

Empezó por imponer silencio absoluto a sus asesores. Luego él mismo divulgó en las redes sociales declaraciones para construir una imagen de tranquilidad y pacificación nacional, contradiciendo todo lo dicho hasta hace pocos días.

Reiteró su respeto absoluto a la Constitución, hizo un llamado para unir a todos los brasileños y garantizó que sabrá respetar opiniones divergentes. Es decir, un cambio radical en sus declaraciones de hace una semana, cuando su discurso era o nos aceptan o los doblegaremos.

Si a todo eso se suman las idas y venidas en sus proyectos económicos, lo que se tiene es un candidato que en vísperas de la disputa en la cual sigue como favorito parece más perdido que un pobre ciego en medio de una balacera entre borrachos. Y como él está el país.