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Ciudad perdida

Congreso en caos // Relevo en puerta

M

uy pronto, tal vez en cosa de días, la diputada Ernestina Godoy abandonará su curul de la casona de Donceles para ocupar un cargo dentro de alguna estructura de gobierno donde su sapiencia, en lo que a las leyes toca, sea bien aprovechada.

Aunque no de esta manera, la misma diputada ha confiado a algunos diputados y a gente que le es más cercana que su destino, muy próximo, estará fuera del Congreso de la Ciudad de México, y eso ha puesto a girar a todo el recinto, donde por más que los temas vayan y vengan, hoy la salida de la diputada Godoy es el foco de los comentarios, los nuevos proyectos y los planes.

El lugar que ocupará la hasta hoy coordinadora política del Congreso estará de acuerdo con su sapiencia en lo que a las leyes y la justicia corresponde, y eso, tanto en el equipo de Andrés Manuel López Obrador como en el de Claudia Sheinbaum, se recibió con gusto.

El problema, desde luego, es que deja la coordinación muy desajustada, tal vez porque lo suyo no sea el trato político a ras de suelo, que es un requerimiento que no permite distracciones y menos aún dubitaciones, y donde los acuerdos que se toman se deben respetar.

Ahora el asunto es quién la sustituirá. Como habrá de entenderse la lista de los posibles es de casi 66; es decir, casi todos quieren: los que pueden, los que no y hasta los que no saben ni de qué se trata la coordinación que quedará vacante.

Los nombres que más suenan son los de Ricardo Ruiz, quien llegó al Congreso como suplente de Alejandro Encinas y que no pertenece a Morena; Eduardo Santillán, ex delegado de Álvaro Obregón, a quien se liga con Leonel Luna y René Bejarano, y José Luis Rodríguez, diputado por Cuauhtémoc, quien ha obtenido la aprobación de buena parte de los legisladores de Morena en algún punto de discrepancia con la misma Ernestina Godoy.

En fin, sea quien sea el problema es que ahora se tienen problemas graves de orden. Las comisiones, nos cuentan, están desajustadas, las sesiones no tienen quórum y los acuerdos se rompen y se recomponen para volverse a romper. Total, el Congreso parece un galimatías difícil de controlar. Vamos a ver quién se atreve a tratar de controlar el caos.

De pasadita

La Presidencia de la República recibió el martes pasado el anuncio de que el 30 de noviembre, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quedará libre el lugar que hoy ocupa el ministro José Ramón Cossío Díaz, noticia que ya era del conocimiento general. El asunto ahora es quién debe ocupar ese espacio.

Una de las aspirantes a tomar el lugar de Cossío es la presidenta del Tribunal de Justicia Administrativa de esta ciudad, Yasmín Esquivel, quien por otra parte este año cumple 35 años como servidora pública y tiene algo así como 20 de experiencia en la aplicación de la justicia.

La posibilidad de que Esquivel Mossa logre convertirse en ministra no sorprende a nadie, porque hay un reconocimiento generalizado de su labor en todos los ámbitos de la justicia en la Ciudad de México. Esto, aunque hay algunos actores de la vida pública en esta capital que no estarían tan de acuerdo con el nombramiento, según nos dicen, será el peso del trabajo el que haga que en el Senado se incline la balanza hacia alguna de las propuesta que están en la discusión pública.

Hay que hacer notar que la terna de donde el Senado deberá escoger a la sucesora de Cossío la tiene que proponer el Presidente de la República antes del 15 de noviembre, así que estamos a las puertas de un hecho trascendente que no se debe pasar por alto.