Opinión
Ver día anteriorMartes 23 de octubre de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad perdida

Sobre el NAIM // Ataques a consulta

C

omo era de esperarse, y como lo hemos venido advirtiendo en las entregas recientes, el tema del aeropuerto se ha convertido en un asunto que va más allá de lo financiero, más allá de la necesidad de tener un puerto aéreo, y se inserta en la cuestión fundamental para México: seguir como hasta ahora o dar rumbo al cambio que es, sin duda, el anhelo de cuando menos 30 millones que votaron por López Obrador.

El asunto se vuelve muy claro, en su intención intrínseca, si miramos la campaña que se ha desatado para desprestigiar no a la base militar de Santa Lucía como posible campo de aviación comercial, o a cualquiera de las opciones que se han presentado como alternativas a Texcoco, sino al ejercicio ciudadano que daría un porcentaje de razón a la decisión que deba tomar el gobierno entrante.

Entonces, lo del aeropuerto no es lo importante; lo decisivo es la clase de gobierno que entrará en funciones. La muestra de lo que ahora pasa está precisamente en el NAIM. Allí, sin que se pidiera autorización de los dueños del dinero, se invirtieron las aportacionres de muchos miles de mexicanos; ahorros que estaban, o están, en las llamadas Afores y que se arriesgaron sin el consentimiento de quienes fincan en esos recursos la posibilidad de lograr un retiro digno de la actividad laboral.

Hasta donde se sabe, el monto de la inversión fue de poco más de 13 mil millones de pesos. Esa acción muestra cómo un puñado de firmas y el propio gobierno pueden decidir el rumbo del país; y esa práctica claro que se repite en cada una de las acciones de la administración actual, absolutamente ligada a los intereses de la iniciativa privada.

Eso es lo que está en juego. La consulta, como se quiera ver, será, de eso no cabe duda, el elemento de fondo que tome en consideración el presidente electo cuando requiera tomar la decisión final, y para consultar al pueblo no se necesita que el INE organice ni que la califiquen de buena o mala quienes persigan intereses personales o de grupo. Sólo se necesita tener voluntad de escuchar lo que opina el voto.

Como señalamos en la entrega pasada, hay mucho temor de que el ejercicio tenga éxito, porque marcará una forma de consulta que diseñará los caminos de gobierno, y eso no lo pueden admitir quienes hasta ahora deciden. Es, por decirlo de alguna manera, un juego de contrapesos. Quienes pueden usan a los medios de comunicación y sus organizaciones para difundir sus posturas, pero los que no cuentan con medios para expresarse, ahora podrán utilizar las urnas como puente con el gobierno, y será el presidente quien evalúe y decida, luego de que se transparenten las posturas. Nada más.

Por eso es que el futuro de lo que pase con Texcoco, si bien es preocupante, lo es más, sin duda, lo que trae aparejado: la ruta de un gobierno al que se le exige el cambio.

De pasadita

Algo se está moviendo en la Central de Abasto y no parece nada bueno. Hay quienes aseguran que algo se pudre en ese lugar. La bomba, o las bombas, pueden estallar en cualquier momento y aún no se tiene estimado cuáles pueden ser los daños.

La podredumbre, nos aseguran varios notarios que se han enterado del asunto, es que algunos intereses privados que podrían haber abusado de las bondades de la Ceda no aceptan haber perdido los privilegios con que venían trabajando y buscan venganza con desesperación. Ya les iremos dando cuenta del asunto. Por lo pronto, ya hay muchos ojos alertas en lo que pasa en aquel grandioso mercado. Ya veremos.