¿Qué frases ponían los jóvenes del movimiento estudiantil de 1968 en sus mantas y pancartas?, ¿de qué color eran las letras que usaban?, ¿qué consignas se gritaban en las marchas?, ¿quiénes eran los autores de las creaciones gráficas de aquel entonces que luego fueron consideradas como clásicos?

Estas y otras preguntas pueden resolverse ahora en Objetos deso-bedientes, una de las secciones que forma parte de la exposición permanente Memorial 1968 / Movimientos Sociales, que puede visitarse en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT).

En entrevista con La Jornada, Luis Vargas Santiago, curador de la muestra, y Ander Azpiri, coordinador académico del CCUT, explicaron que dicha sección busca mostrar de forma muy vívida cuáles eran los recursos gráficos que utilizaban los jóvenes del movimiento estudiantil del 68 para hacerse escuchar, en una época donde la cerrazón política y de medios los obligaba a ser especialmente creativos.

Intentamos recrear la sensación de estar en la calle y que los asistentes puedan experimentar qué se sentía participar en las protestas que empezaron a darse desde julio de 1968. Proponemos una experiencia inmersiva, de toma del espacio público, que juega y dialoga con la arquitectura del edificio, señalaron ambos organizadores.

Entre los elementos de Objetos desobedientes figuran réplicas de las mantas y pancartas usadas por los jóvenes hace medio siglo para dar a conocer su pliego petitorio, exigir la libertad de presos políticos y desafiar a las autoridades gubernamentales de entonces.

De igual forma, se puede encontrar el muñeco de un gorila hecho de papel y cartón –al estilo de los famosos judas que se queman en Semana Santa– con una bacinica en la cabeza a manera de gorro, que aludía al entonces jefe de la policía capitalina, Luis Cueto Ramírez. Esta figura aparece en fotografías de Rodrigo Moya y fue recreado con gran detalle.

Durante la investigación, para darle sustento a la muestra, se logró conocer el nombre de los autores de varias piezas gráficas que después se volvieron clásicas –entre quienes están Cristina Alcázar, Jorge Pérez Vega, Arnulfo Aquino y Eduardo Garduño– y que en su momento no se firmaban, por temor a la represión, y se atribuían al Consejo Nacional de Huelga, explicaron Vargas y Azpiri.

En la muestra también destaca la reproducción de un ataúd de cartón usado para simbolizar la muerte de la Constitución y una réplica del mural efímero que hicieron los estudiantes durante la ocupación militar de Ciudad Universitaria, además de información sobre cómo se realizaban los volanteos, los mítines relámpago y las brigadas informativas o cómo se ataban mantas a perros callejeros para difundir mensajes y evadir la censura.

La creatividad era su distintivo, pues sólo con recursos y formas novedosas, los jóvenes lograban romper el cerco informativo de los medios de comunicación y llevar su palabra a la gente. La gráfica y el arte que generó ese movimiento, destacaron los curadores, es tan fuerte que su legado de imágenes y frases sigue vigente hasta la fecha, y utilizándose hoy en día.