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Ixcanul, película profética sobre Guatemala: Jayro Bustamante
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▲ La historia de Bustamante (en la imagen) se exhibió en la Feria de las Culturas, en el Zócalo capitalino.Foto Pedro González Castello
Especial para la Jornada
Periódico La Jornada
Sábado 20 de octubre de 2018, p. 7

Los alcances del cine incluyen, en no pocas ocasiones, cierta clase de premonición, un aire profético, gracias al cual ofrece sucesos que habrán de replicarse en la realidad. Para corroborarlo, baste citar el primer final de Ixcanul (Guatemala-Francia, 2015), del realizador Jayro Bustamante.

En casa de Ignacio, capataz de la finca cafetalera en el altiplano guatemalteco, la indígena kaqchikel María, quien fue forzada a desposar al capataz, desgrana el maíz seco mientras se escucha el retumbar del volcán, gradualmente con más fuerza, seguido de un golpe seco. Pese a los gritos admonitorios del marido y los chillidos de Blanca, su cerdita, la maya continúa su labor, incesantemente, como se lee en el guión: Poco a poco, una lluvia de ceniza cae sobre ella. María no deja de trabajar.

La idea finalmente no prosperó. Durante el rodaje acabó transformándose, a decir del guionista y realizador nacido en Guatemala en 1977, y la metáfora de las mujeres-volcanes se fue haciendo más y más fuerte: Retumban, pero no pueden hacer erupción (el título alude precisamente a un volcán en femenino). Además, recuerda que la directora de arte fue especialmente clara al advertirle que el presupuesto no resultaba suficiente como para crear una lluvia de ceniza, añade Bustamante entre risas.

Tres años más tarde, el Volcán de Fuego –Chi’gag en lengua kaqchikel– hizo erupción en Guatemala el 3 de junio de 2018. Sus cenizas cubrieron el país y la lava llegó al menos a cinco poblaciones de sus inmediaciones, dejando tres centenas de víctimas mortales. El cine, digamos, como espejo profético.

La anécdota puede corroborarse gracias a la reciente edición del guión de rodaje, título decimosegundo de la colección de Guiones de Cuadernos de Cinema 23, asociación que organizará el 7 de noviembre el quinto premio Iberoamericano de Cine Fénix, el cual comenzó a distribuirse de manera gratuita en el Zócalo capitalino como parte de la Fiesta de las Culturas Indígenas, cuya descarga en la página del organismo es gratuita.

La cinta más premiada de la historia

Estrenada durante la 55 edición del Festival Internacional de Cine de Berlín, donde mereció el Oso de Plata del premio Alfred Bauer, Ixcanul se convirtió en la cinta guatemalteca más premiada de la historia, con una veintena de reconocimientos, al combinar un relato preciosista del ámbito indígena maya entre rocas volcánicas y la exuberancia de las plantaciones cafetaleras, con la denuncia de temas tan duros como la esclavitud, los matrimonios arreglados y el robo de niños.

Cuando acabó la proyección oficial con el jurado en Berlín y la sala se levantó y aplaudió, pensé que los europeos hacían eso por educación. Luego me explicaron que no. Al salir nos enteramos por Internet de que el volcán había hecho erupción precisamente al mismo tiempo del estreno en esa ocasión no hubo heridos y de alguna manera significó la erupción de una cultura, de una lengua, de mujeres-volcanes muy fuertes. Y es mucho honor y mucha responsabilidad, relata.

Dado que en Guatemala menos de 9 por ciento de la población tiene acceso a las salas de cine Multiplex –el boleto cuesta 10 dólares y el salario mínimo es de 230 mensuales–, decidieron llevarla a las comunidades en las plazas públicas, pero también en institutos, teatros municipales, escuelas e incluso iglesias donde la escena de masturbación femenina no fue bien recibida, explica.

En las poblaciones con altos índices de embarazos infantiles o matrimonios forzados, organizaron charlas con especialistas en educación sexual, derechos de la mujer o la libertad de matrimonio. Muchas organizaciones civiles también usaron la película como herramienta con el fin de concientizar e incluso formó parte del movimiento que logró la prohibición de los matrimonios con menores de 18 años –antes la edad mínima era de 14– en el código civil. Sus dos protagonistas, María Mercedes Coroy y María Telón, se convirtieron en portavoces y rostros de los pueblos indígenas.

La referida erupción y el posterior desgajamiento de un cerro en octubre de ese mismo 2015, un alud que arrasó con la población de Santa Catarina Pinul, provocó que La Casa de Producción, empresa fílmica que Bustamante fundó en 2009 en Guatemala, cuando aún residía en París, realizara campañas de recaudación en apoyo a la emergencia y organizara funciones con el fin de reunir víveres para los damnificados.

Todas esas actividades le condujeron a formar la fundación Ixcanul, que además de sus labores recaudatorias, tiene como objetivo, mediante llevar películas a más lugares en Guatemala, crear otras salas de exhibición alternativa, formar actores y técnicos, realizar conversatorios de cultura cinematográfica y en resumen profesionalizar la escena fílmica local.

Sin ser formalmente una escuela, Bustamante pretende hacer que el cine forme parte de la vida de los guatemaltecos y crear íconos que los identifiquen en el mundo.

Por lo pronto, para evitar que sus actores fueran efímeros, “que tuvieran un one shot y nunca más lo volviéramos a ver”, el realizador se convirtió en una especie de representante y agente de los protagonistas de sus filmes, pero también recibió muchas peticiones en redes sociales solicitándole ayuda para formar actores. Asimismo, representa a los protagonistas de la producción mexicana La jaula de oro (2013), tanto al ganador del Ariel a mejor actor, Brandon López, quien participó en 1991 en la segunda película de Sergio Ramírez, y a Karen Martínez.

Además, María Mercedes Coroy participó en la producción hollywoodense Bel Canto, al lado de Julianne Moore, Ken Watanabe y Tenoch Huerta, y protagoniza la serie mexicana Malinche, de Canal Once; mientras, María Telón trabajó en Miguel, una serie israelí.