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Economía Moral

Homenaje a Kostas Vergopoulos, quien hizo enormes aportaciones al entendimiento del papel de los campesinos en el capitalismo //

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l martes pasado en la UAM-Azcapotzalco se realizó un sentido homenaje a Kostas Vergopoulos (KV), destacado economista griego, profesor de la Universidad de París VIII desde los años 70, quien falleció en noviembre 2017 a los 75 años. El homenaje fue organizado por Francis Mestries, Coordinador del Grupo de Sociología Rural de la UAM-A, quien fue alumno de KV. En la ceremonia participaron Blanca Rubio, investigadora del IIS-UNAM, destacada estudiosa de la agricultura y de los campesinos en México; Luis Arizmendi, profesor de economía política en el IPN y la UNAM y director de la revista de pensamiento crítico Mundo Siglo XXI, y yo. Mestries presentó un panorama general de la biografía intelectual de KV, Rubio y Arizmendi se refirieron, sobre todo, al ensayo de KV, incluido en un libro que contiene también un texto de Samir Amir ( Capitalismo y la nueva cuestión agraria, Nuestro Tiempo, México, 1975), donde discute su concepto de capitalismo deforme y asocia la persistencia campesina al papel amortiguador de la renta de la tierra de la economía campesina. Varios abordamos aspectos personales de KV destacando su sencillez, sus enormes ganas de vivir y su miedo a los hospitales. Destaqué su pensamiento independiente, su capacidad de ver cuestiones que otros no vemos, su lucidez, su estilo directo y transparente.

En mi intervención me referí al capítulo nueve, de su autoría, del libro Peasant Poverty and Persistence in the 21st Century, editado por J. Boltvinik y S. A. Mann, Zed Books-Crop, Londres 2016), titulado La financiarización del sector alimentario y la persistencia de los campesinos. En él, KV examina las relaciones entre los siguientes elementos: la actual crisis económico-financiera; la financiarización en general y la del circuito agroindustrial alimentario en particular; el aumento generalizado de los precios de los alimentos; la pobreza y la persistencia de los campesinos; y las recientes políticas para incrementar la seguridad alimentaria y promover y mejorar la producción agrícola familiar. KV va más allá de las causas convencionales de los aumentos de los precios de los alimentos y afirma que la penetración estructural del capitalismo en la producción agrícola es una causa adicional. Sostiene, además, que la inflación en los precios de los alimentos impacta la valorización global del capital en conjunto. Aunque para KV el ingreso de los operadores de bolsa y de los bancos internacionales en el campo de los comestibles equivale a una invasión de verdaderos carnívoros, considera que la especulación con productos alimentarios no es más que la punta del iceberg. Identifica la raíz del problema como mutaciones estructurales creadas por la penetración del capitalismo en la esfera agroalimentaria. Además, KV examina por qué se promueven las políticas de seguridad alimentaria y el regreso a formas de producción familiar de alimentos. Desde hace algunos años tanto el Banco Mundial como la FAO han enfáticamente alentado y financiado la implementación a escala mundial de programas de seguridad alimentaria basados en la consolidación de la agricultura familiar. Citando al gran pensador agrario ruso A. V. Chayanov, KV afirma que el modo de producción familiar permite una maximización del producto agropecuario a la vez que minimiza precios y costos de producción. De ahí que mientras más pobres son los campesinos más competitivos se vuelven. Como tal, lejos de ser una reliquia del pasado, la pobreza y la persistencia del campesinado es una red de protección barata para las crisis alimentarias capitalistas. Añade que bajo el modo de producción capitalista el suministro de la mercancía especial fuerza de trabajo tiene que ser asegurado mediante un proceso no capitalista (léase: producción familiar de la fuerza de trabajo), para mantener su precio sustancial, estructural, y permanentemente bajo. Y concluye:

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▲ Fotografía de marzo 2017 de Kostas Vergopoulos.

“La pobreza de los campesinos, en vez de ser una desventaja, representa el beneficio competitivo de este tipo de producción y una salida para el actual impasse. Por la misma razón podemos entender no sólo por qué los campesinos siguen siendo pobres, sino también por qué ciertamente no desaparecerán y por qué el modo de producción capitalista en el sector agroalimentario está tendiendo ahora a restituir la tierra a sus tradicionales residentes y trabajadores… La relación entre los dos mundos –el capitalista y el campesino– podría resultar tan profundamente opuesta y antagonista, aunque también tan profundamente funcional, como ha sido en el pasado”.

Varios de los participantes expresamos lo mucho que significó en nuestras vidas haber conocido personalmente a Kostas Vergopoulos y haber leído sus escritos. Su pensamiento vivirá para siempre.

www.julioboltvinik.org