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Política, la única vía para solucionar el conflicto soberanista

El republicanismo que defendemos para Cataluña no se agota en la crítica a la monarquía, señala

El proceso independentista tiene básicamente dos motores. Uno es progresivo: impugna el centralismo de las políticas de Madrid, sobre todo de las del Partido Popular, del autoritarismo, de la resistencia a reconocer la pluralidad nacional que existe en España (...) Y luego hay un pulso más conservador: el intento de la derecha nacionalista catalana de utilizar el proceso como una forma de limpiar su pasado de corrupción y mantenerse en el poder

Enviado
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de octubre de 2018, p. 31

Barcelona. Aunque nació en Argentina, Gerardo Pisarello es vicealcalde de Barcelona. Según él, el actual proceso soberanista que se vive en Cataluña camina con dos motores. Uno, progresista, impugna al centralismo y el autoritarismo de las políticas de Madrid. Otro, conservador, le sirve a la derecha catalana para buscar limpiar su pasado de corrupción y conservarse en el poder.

Pisarello, doctor en derecho por la Universidad Complutense, escritor y acompañante del movimiento social, aterrizó en Barcelona en 2001. Hijo de un abogado desaparecido político, asesinado cuando él tenía apenas cinco años, llegó a la vicealcaldía como parte de Barcelona en Común, la coalición encabezada por Ada Colau.

En conversación con La Jornada, Pisarello reflexiona sobre el desafío independentista, el conflicto de la ciudad con el capital rentista y la industria turística tradicional, el municipalismo y el nuevo republicanismo. Defiende la necesidad de solucionar el conflicto soberanista por la vía política. A continuación, partes de la entrevista.

–Desde hace un año el proceso soberanista en Cataluña vive un punto crítico. ¿Cuál será el desenlace del pulso entre las fuerzas independentistas y Madrid? ¿Cómo se ubican ustedes como alcaldía en este debate?

–El proceso soberanista tiene básicamente dos motores. Uno es progresivo: impugna el centralismo de las políticas de Madrid, sobre todo de las del Partido Popular, del autoritarismo, de la resistencia a reconocer la pluralidad nacional que existe en España. Este es un pulso claramente democratizador.

“Y luego hay un pulso más conservador: el intento de la derecha nacionalista catalana de utilizar el proceso como una forma de limpiar su pasado de corrupción y mantenerse en el poder.

“Defendemos el derecho a decidir del pueblo de Cataluña. Es un derecho democrático absolutamente legítimo. Cuestionamos la judicialización del conflicto y las políticas absolutamente insensatas que han llevado a que haya muchos políticos independentistas y dirigentes de la sociedad civil presos, de manera injusta y arbitraria.

La única forma de solucionar este conflicto es la política. Y esta solución pasa por el reconocimiento del derecho a decidir del pueblo de Cataluña. Esto puede expresarse en un referendo efectivo, que abra la posibilidad de alguna forma de convivencia plurinacional con el resto del pueblo y la gente de España.

–¿Hay, en un Estado tan centralizado como es el español, un espacio real para gestionar un proyecto municipalista?

–Los movimientos democratizadores que se dieron en la península han tenido históricamente un componente municipalista. Fue así en el siglo XIX, con la tradición republicana y con la tradición anarquista. En la derecha lo que ha existido es el caciquismo

“El municipalismo no es solamente un movimiento institucional, es, también, un movimiento social que tiene mejores condiciones de ganar espacios de democracia real.

El municipalismo en España ha sido históricamente maltratado en términos competenciales y de recursos. Pero en estos pasados tres años se han producido grandes avances en materia de democracia social, cultural, política y económica. Ha estado en la vanguardia de algunos de los grandes movimientos de cambio en nuestro tiempo, como el feminista y el ecologista.

–En el terreno migratorio ustedes han reivindicado una política distinta de la tendencia que se vive en Europa. Tú mismo vienes de una experiencia migrante. ¿Tienen posibilidades reales de hacer algo diferente?

–Sí. Yo llevo con mucho orgullo y mucha responsabilidad ser el primer vicealcade de origen latinoamericano en una ciudad como Barcelona, en un momento muy difícil para Europa. Un momento en el que, como consecuencia de las grandes desigualdades y la precarización que están generando las políticas neoliberales, la extrema derecha está creciendo. Crece sobre la base de culpabilizar a la población más vulnerable, sobre todo a la población migrante.

“Nosotros estamos intentando actuar como una trinchera frente a ese discurso racista que gana espacio en Europa. Queremos que nuestras urbes sean ciudades refugio, de acogida, porque metrópolis como Barcelona son lo que son gracias a la población migrante venida de distintos rincones del mundo, que es la que ha levantado esta ciudad. La historia de esta urbe es también la de sus migraciones.

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Estamos muy optimistas con lo que está ocurriendo en México. La movilización social que se generó en torno a Andrés Manuel López Obrador abre un espacio de esperanza en el continente, dijo a La Jornada Gerardo Pisarello, vicealcalde de Barcelona, doctor en derecho, escritor y acompañante del movimiento soberanista catalán.Foto Marc Lozano

El ámbito municipal es la primera línea de oposición al crecimiento de la extrema derecha en Europa. Las políticas neoliberales generan mucho miedo e inseguridad en la gente. Y si no somos capaces de dar una respuesta comunitaria democrática a esa sensación de inseguridad desde el municipalismo, es la extrema derecha la que va a ocupar ese lugar.

–Ganaron la alcaldía con una plataforma política progresista que se enfrentaba al capital especulativo y al rentismo ¿Sigue viva esta confrontación?

–En parte sigue viva porque seguimos viviendo bajo un capitalismo financiarizado, obsesionado por el beneficio a corto plazo, que genera procesos especulativos con un impacto tremendo en la ciudad. Destruye el territorio, genera grandes problemas urbanísticos e incrementos abusivos en el precio de la vivienda.

“Eso provoca que a las ciudades no nos quede otra alternativa que estar en una batalla permanente contra los especuladores y contra el rentismo, que son parte de una economía zombi. Lo hacemos para defender la economía productiva, innovadora en términos tecnológicos y medioambientales. Para defender la pequeña y mediana empresas, el cooperativismo, el tercer sector. Para defender una economía más plural, menos concentrada, que es la única que tiene futuro para la humanidad.

Hemos utilizado instrumentos municipales como es la contratación pública para orientar la economía en un sentido más inclusivo e innovador, desde el punto de vista medioambiental y tecnológico.

–¿Representan ustedes un nuevo tipo de proyecto republicano?

–Hay un componente del republicanismo municipalista que cuestiona la monarquía. La monarquía no solamente aparece como una institución anacrónica, inexplicable desde el punto de vista de la legitimidad democrática sino, también, como una institución rodeada de muchos privilegios.

“Si vemos lo que ha pasado con el anterior jefe de Estado Juan Carlos I, o con Felipe VI ahora, encontramos que no solamente no ha resuelto los grandes problemas que tiene hoy España. Tampoco ha dado respuestas políticas a la situación con Cataluña. No ha dicho nada sobre la corrupción sino que se ha visto involucrada en ella. No ha dado alternativas a la crisis económica. La monarquía frena los procesos de democratización.

El republicanismo que defendemos no se agota en la crítica de la monarquía. Republicanismo es una política orientada al empoderamiento de la sociedad, a favorecer el autogobierno, a ampliar los derechos sociales, a reconocer los avances que propugna el feminismo, a incorporar las batallas medioambientales junto a las batallas sociales, a combatir la precariedad.

–El ayuntamiento está impulsando una política de acogida y protección a periodistas perseguidos en México. ¿En qué consiste? ¿Por qué ese interés?

–Consiste en que el ayuntamiento pueda facilitar que periodistas mexicanos vengan a Barcelona y estén aquí un tiempo, para obtener ese respiro que los proteja de las situaciones de amenaza en las que se encontraban en México. Y, al mismo tiempo, como gobierno de la ciudad, hacer presión diplomática para que se les asegure protección y puedan regresar a su tierra.

Lo hacemos porque Barcelona y Cataluña tienen una deuda enorme con México. Aquí hay mucha gente que no olvida que, cuando comenzó la noche negra del franquismo, el México cardenista fue un lugar de acogida y de refugio para muchos catalanes. Lo menos que podemos hacer es intentar estar a la altura de esa deuda histórica.

–¿Cómo ves la situación en Brasil y en México?

–En el Brasil de Lula encarcelado ha sacado 47 por ciento un candidato que hace una década decía que con el voto no se podía conseguir nada, y que lo que había que hacer en Brasil era cumplir con la tarea que la dictadura había dejado pendiente, como matar 30 mil personas más. Esto es muy grave.

Sabiendo todas las dificultades que hay, estamos muy optimistas con lo que está pasando en México. La movilización social que se generó en torno a Andrés Manuel López Obrador abre un espacio de esperanza en el continente, que es muy importante que se profundice.