Opinión
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Comisiones de ciencia
E

n el arranque de la LXIV legislatura una de las decisiones que tendrán efectos sobre la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) de nuestro país ha sido la integración de las comisiones destinadas a estas áreas en las cámaras de Diputados y Senadores. Aunque no se puede anticipar por ahora cuál será su desempeño, los acontecimientos alrededor de su integración permiten observar algunos de sus rasgos iniciales.

Es la primera vez que Morena, agrupación de centro-izquierda (o más precisamente amalgama del nacionalismo revolucionario con la izquierda y en menor grado con otras ideologías), cuenta con el mayor número de votos en el Congreso, lo que representa una novedad. Así, el partido creado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tuvo gran peso en la decisión sobre cómo deben repartirse las citadas comisiones y la manera de emplearlas como elemento de negociación con los partidos minoritarios, a los cuales se les pueden ceder algunas posiciones, preferentemente las que juzga menos relevantes.

El resultado fue distinto en la Cámara de Diputados y el Senado de la República. La presidencia de la Comisión de CTI en San Lázaro quedó en manos de Morena, y estará integrada mayoritariamente por diputados de esa agrupación política; mientras en el Senado, la Comisión de Ciencia y Tecnología será presidida por el PRI, con una composición multipartidaria. Se trata de dos diseños diferentes que coexistirán dentro de la actual legislatura.

Los diputados de Morena reconocieron bien la importancia de una comisión a la que tradicionalmente se le había dado poca importancia, la cual se dejaba en manos de partidos marginales, como el ya desaparecido Nueva Alianza, que la presidió durante las dos legislaturas anteriores. Su composición actual es sui géneris, pues además de la presidencia, que estará a cargo de la diputada de Morena María Marivel Solís Barrera, ex militante del partido Movimiento Ciudadano (MC), cuenta hasta ahora con siete integrantes, curiosamente, todos con el cargo de secretario(a).

Cinco de los participantes en esta comisión son de Morena: José Aréchiga, María Eugenia Hernández, Alejandra Pani, Azael Santiago y Alberto Villa; uno del PRI, Alberto Acosta, y del Partido Encuentro Social (PES), Érika Garza. Además de la presidenta, que es ingeniera, todos cuentan con alguna licenciatura, y cinco tienen además estudios de posgrado (cuatro con maestría y un doctorado), todo en el área de las ciencias sociales. Es de esperarse que la política de CTI del Ejecutivo encabezado por AMLO contará en San Lázaro con fuerte respaldo legislativo.

En el Senado este apoyo se antoja francamente difícil. Aquí Morena, a pesar de contar con mayoría, decidió hacerse a un lado. Como en las dos legislaturas anteriores la presidencia de la Comisión de Ciencia y Tecnología corresponde nuevamente al PRI, y está encabezada nada menos que por la ex gobernadora de Tlaxcala Beatriz Paredes Rangel. Dotada de gran inteligencia y experiencia política, la ex presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del PRI (2006-2011) encabeza ya uno de los espacios desde los que habrá de expresarse cómo su partido, al que algunos dan por muerto (algo en mi opinión dudoso), pretendería regresar a los primeros planos de la vida política del país.

Las secretarías las ocupan José Luis Pech, de Morena, y Alejandra Lagunes Soto, del Partido Verde Ecologista. Entre los integrantes hay cuatro senadoras de Morena: Imelda Castro, Claudia Balderas, Bertha Caraveo y Griselda Valencia; dos cuadros muy fuertes del PAN, Mauricio Kuri y Gustavo Madero; Verónica Delgadillo del MC, y Elvia Mora, del PES. La gran mayoría cuenta con licenciatura, dos con maestría y uno con doctorado.

Ahora que mucho se habla de la necesidad de contrapesos, esta comisión senatorial es un claro ejemplo de ello. Es muy probable que surjan alianzas entre los miembros de los partidos opositores y que se adopten posturas e iniciativas que busquen ejercer la crítica contra el gobierno de AMLO, así como competir con la política de ciencia de Morena (en construcción).

No obstante, al revisar las trayectorias académicas y políticas de los integrantes de estas comisiones, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, resulta claro que no tienen experiencia alguna en temas relacionados con CTI, por lo que requerirán de asesoramiento constante para conocer la estructura y funciones del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología de México, además de los temas científicos o tecnológicos especializados que cada vez están más presentes en las tareas legislativas en el mundo entero.

En la integración de las comisiones de ciencia estamos ante dos modelos diferentes. Habría que esperar que más allá de las diferencias ideológicas o políticas que puedan surgir, ambos contribuyan al avance científico y tecnológico del país buscando con ello el mayor beneficio para todos los mexicanos.