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México SA

Pensiones: reforma a la vista // Sin ese derecho, seis de cada 10

E

n la mesa de pendientes del gobierno entrante está una reforma pensionaria que López Obrador y su equipo financiero presentaría a consideración del Legislativo por allá de la segunda mitad de su mandato. Ello ha sido anunciado por Carlos Urzúa y Gerardo Esquivel, próximos secretario de Hacienda y subsecretario de Egresos, respectivamente.

Salinas creó el Sistema de Ahorro para el Retiro, Zedillo instituyó el negocio privado de las Afore, Fox reformó la Ley del IMSS en materia pensionaria y lo propio hizo Calderón con la del Issste, pero en ninguno de los casos se atendió dos problemas de fondo: la creciente informalidad, que deja fuera de la cobertura pensionaria a millones de mexicanos (seis de cada 10), y el círculo vicioso de salarios miserables-aportaciones miserables-pensiones miserables.

Sin embargo, no todas las pensiones son miserables. De hecho, las otorgadas a la burocracia dorada son verdaderamente de ensueño: de entre 250 mil y 300 mil pesos mensuales en Comisión Federal de Electricidad y la extinta Luz y Fuerza del Centro; entre 200 mil y 250 mil mensuales en Bansefi, Bancomext, Banco de México y Pemex; entre 100 mil y 200 mil en Fonatur, Ferronales (paraestatal extinta en 2001), Banobras, Banrural (extinto desde tiempos de Fox) y Nafin, por citar algunas instituciones. Entonces, se acabaron las generosísimas pensiones presidenciales, pero como se observa el problema es mucho mayor.

En fin, AMLO y su equipo anuncian otra reforma al sistema de pensiones, pero en vía de mientras ¿cuál es la situación en este renglón? El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados hizo un ejercicio –del que se toman los siguientes pasajes– y el panorama no es grato.

En la última década, los recursos del presupuesto federal destinado al pago de pensiones y jubilaciones han crecido de manera significativa; de 2008 a 2018 prácticamente se duplicaron en términos reales, pasando de 388 mil 660 a 793 mil 734 millones de pesos, lo que representó 2.06 por ciento del producto interno bruto (PIB) de 2008 y 3.5 de 2018.

De acuerdo con estimaciones de la Secretaría de Hacienda, en el año 2023 equivaldrá a 4.1 por ciento del PIB; para entonces,los adultos de 60 años o más representarán 12.28 por ciento de la población nacional. Sin embargo, será en 2050 cuando el pago de pensiones y jubilaciones de los esquemas pensionarios llegará al máximo, pues el país está en una transición demográfica; en ese año el porcentaje de adultos mayores llegará a 21.5 por ciento, es decir, una decada cinco personas tendrá 60 años o más.

La referida estructura del gasto en pensiones y jubilaciones presentada sólo incluye las obligaciones vinculadas con los esquemas de aseguramiento contributivos, es decir, no considera las erogaciones en los programas de apoyo a los adultos mayores, pues éstos se otorgan mediante subsidios y están sujetos a disponibilidad presupuestaria, en tanto que el citado gasto es obligatorio.

Los esquemas pensionarios de IMSS, Issste, Petróleos Mexicanos y Comisión Federal de Electricidad representan en conjunto 93.3 por ciento del gasto en pensiones y jubilaciones.

El financiamiento de los sistemas pensionarios en México continúa siendo un desafío, pues si bien se ha ido migrando a un esquema basado en cuentas individuales, éste ya comienza a llamar la atención por el (ínfimo) monto de las pensiones que obtendrán los trabajadores a su retiro (26 por ciento de su último salario, en promedio, de acuerdo con la OCDE). De cualquier suerte, aumentar la edad de retiro no hará gran diferencia.

Las rebanadas del pastel

López Obrador advierte que el peor escenario es que México logre un tratado bilateral (con Estados Unidos por un lado y Canadá por el otro), pero, al grito de pégame, pero no me dejes, a Ildefonso Guajardo se le cuecen las habas por firmar un acuerdo… bilateral (con los gringos, desde luego).