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La actriz Rashida Jones rinde tributo a su padre en el documental Quincy

Se proyectó en Toronto; el 21 de este mes llega a Netflix

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▲ El productor y su hija, la codirectora del documental y actriz, Rashida Jones, en el festival de Toronto.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Martes 11 de septiembre de 2018, p. 7

Toronto. No se puede vivir sin música, como no se puede vivir sin agua, asegura un octogenario Quincy Jones en los primeros minutos de Quincy, documental de Netflix sobre el legendario productor de música estadunidense que dirigió su hija, la actriz Rashida Jones, junto a Alan Hicks, que tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de Toronto. Máxima que, por lo que muestra la película, el hombre detrás de éxitos como Thriller parece haber cumplido a rajatabla.

Nunca quise ser adulto, es muy aburrido, afirmó Jones el domingo por la tarde ante un colmado teatro Princesa de Gales al tratar de explicar el porqué de su prolífica carrera, que lo llevó de tocar junto a Dizzie Gillespie con veintipocos años, a trabajar con artistas como Ray Charles, Miles Davis, Frank Sinatra y Aretha Franklin. Sin embargo, para la generación que comenzó a amar la música entre finales de los años 70 y principios de 1980 Quincy Jones quizás es, ante todo, el hombre que convirtió en rey al por ese entonces príncipe del pop Michael Jackson, junto a quien produjo su primer disco solista, Off The Wall, así como Thriller y Bad.

Jones, de 85 años, también produjo el famoso tema We Are The World, con el que varios artistas como Jackson, Bruce Springsteen, Cindy Lauper, Bob Dylan y Tina Turner buscaron reunir fondos para paliar la hambruna en África en 1985.

Puedo ver el talento en una persona antes de que esa misma persona lo sepa, sean Michael Jackson, Oprah Winfrey o Will Smith, afirmó ayer el músico de 85 años.

Porque Jones no sólo revolucionó el mundo de la música desde el jazz hasta el hip hop, pasando por el soul y el pop, sino que además compuso música para películas como A sangre fría, de Richard Brooks, o The Wiz, versión afroamericana del Mago de Oz de Sidney Lumet con Diana Ross y Michael Jackson.

Poco después llegó más lejos y fue uno de los productores de El color púrpura, drama de 1985 de Steven Spielberg que le valió a Winfrey una nominación al Óscar y la catapultó a la fama, y de la comedia televisiva de los años 90 El príncipe del rap, en la que despuntó Will Smith.

De todo esto da cuenta el documental de su hija, que va y viene entre el presente de este incansable self-made man que se reconoce admirador de artistas como The Weeknd y Kendrick Lamar, y su pasado, desde su infancia pobre en los suburbios olvidados de Chicago hasta sus grandes éxitos en el mundo de la música. Pero Quincy busca ser también un retrato íntimo de un hombre que además es padre de seis hijos, entre ellos Rashida junto a la actriz de Twin Peaks, Peggy Lipton, y Julia Kenya junto a la también actriz Nastassja Kinski, así como abuelo y bisabuelo.

Según Hicks, codirector del documental de poco más de dos horas que se estrenará en Netflix el 21 de septiembre, condensar todo el material con el que contaban –unas 800 horas de entrevistas conducidas por su hija más otras 2 mil horas de material de archivo– fue una ardua labor. Pero había un patrón, la manera en que (Quincy Jones) se exigió más allá de sus límites durante décadas y logró sobrevivir, indicó la actriz de The Office, quien reconoció que con tantos éxitos de los que dar cuenta en la carrera de 70 años de su padre, tenía el temor de que quedara poco espacio para mostrar su personalidad.

El documental incluye, por eso, varias escenas en las que se ve a Jones en la intimidad de su hogar, rodeado de sus hijos y nietos, o haciendo yoga para estar en forma tras el coma diabético que sufrió hace pocos años. Quería poner en la película lo más posible de esta persona increíble e inigualable, y que todos pudieran llevarse una idea de lo que es reírse un rato con él, señaló su hija. Porque creo que justamente eso es gran parte de su trabajo, su curiosidad, la forma en que conecta con la gente cada día, en cualquier parte del mundo, que por eso es tan grandioso en lo que hace.