Opinión
Ver día anteriorSábado 11 de agosto de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La ciudad y la educación
L

a vida en la Ciudad de México está muy agitada; noticias van y vienen a diario, a veces dos o tres al día; las novedades se replican en los medios de comunicación o se hacen virales en las redes sociales. Los nuevos temas superan rápidamente a los anteriores, el debate del fideicomiso para apoyo a damnificados quedo atrás, los cuestionados nombramientos anunciados por Andrés Manuel López Obrador ocuparon después encabezados, artículos y comentarios de columnistas. Hasta donde voy, la entrevista del Presidente electo y el mandatario que deja el cargo parece ser la más importante de los días recientes.

En este torbellino no se ha reparado en la importancia de una nota que para la ciudad será fundamental. Hace unos días se dio a conocer que Claudia Sheinbaum y el próximo encargado de la educación nacional, Esteban Moctezuma, acordaron que en adelante la enseñanza elemental a niños y jóvenes estará a cargo del gobierno capitalino y de la Secretaría de Educación Pública local.

Más importante que la detención del Betito, líder del cártel Unión de Tepito, o de noticias sobre la etapa violenta que azota al país, es la información sobre el cambio de fondo en el mundo oficial de la educación capitalina.

Por razones no claras, el sistema educativo básico en el antiguo Distrito Federal, a diferencia del resto de las entidades, se encuentra bajo la responsabilidad directa de la Secretaría de Educación Pública de la Federación; en todos los estados está a cargo directamente de los gobernadores y sus equipos ad hoc, mientras en la capital continúa bajo la tutela de la dependencia federal. Esta retención de la franja escolar local se traducía frecuentemente en trabas burocráticas y desinterés, conflicto con los maestros por la imposición de la reforma educativa, nula agilidad en la reparación de escuelas dañadas por el sismo y otras dificultades, todas expresiones de este desajuste.

Una de las consideraciones políticas del gobierno que comenzará su trabajo el primero de diciembre, con el mandato democrático más claro e incontrovertible que ha habido en México, es dar prioridad a la prevención sobre la represión de delitos en el contexto del combate a la criminalidad y a la corrupción. Para nadie es un secreto que si bien es importante sancionar a quienes hayan cometido actos ilícitos, lo es más estudiar y analizar las causas que provocan o facilitan los hechos antisociales y, sin duda, un buen sistema educativo es uno de los remedios preventivos en la lucha contra la inseguridad.

Un servicio educativo capitalino con maestros capacitados y responsables, escuelas perfectamente bien equipadas y material didáctivo suficiente y de calidad, serán respuesta acorde con la nueva forma de hacer política que prevalecerá en nuestro país.

Rosaura Ruiz Gutiérrez, próxima secretaria de Educación de la Ciudad de México, tendrá a su cargo esta importante herramienta en la batalla por sacar al país de la inseguridad y la violencia en la que se encuentra, al propiciar desde abajo, de la educación de niños y jóvenes capitalinos, que los valores de la fraternidad, la solidaridad y la búsqueda de la verdad sustituyan a la cruda competencia y a la lucha por ganar a toda costa en la vida económica y social sin consideración por los demás.

La escuela es clave para consolidar la revolución sin violencia que ya comienza en el país; este capítulo que parece insignificante de la nueva responsabilidad del gobierno local en la formación de niños y jóvenes, a mediano y a largo plazo será definitivo para consolidar la paz y la armonía en la Ciudad de México. La violencia y la inseguridad se originan, entre otras causas, por falta de planteles y porque estos no funcionan bien o hay descuido en el sistema educativo. El anuncio de la responsabilidad capitalina en esta área es, sin duda, una buena noticia.