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¿La fiesta en paz?

En Veracruz persiste el cretinismo // Patrimonio cultural de rudeza, sí; de bravura, no

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EGÚN EL DICCIONARIO, cretinismo es una enfermedad caracterizada por un peculiar retraso de la inteligencia. Es, también, estupidez, idiotez, falta de talento y necedad extrema, ya sea con cargo de gobernador o con chaleco antibalas de funcionario municipal, que en esto no hay jerarquías. Veracruz, un estado tan bello como explotado y agraviado –¿hay de otros?–, hace tiempo que padece gobernantes voraces pero ineficaces. El penúltimo, Javier Duarte de Ochoa, acusado de corrupción y enriquecimiento ilícito, debió solicitar licencia en octubre de 2016, huyó, y a diferencia de su invisible par de Chihuahua, César Duarte Jáquez, fue detenido en Guatemala en abril de 2017, extraditado a México tres meses después, y desde hace un año está sujeto a los dilatorios y amañados procesos en un reclusorio, siguiendo nuestra mejor tradición de impunidad.

XICO ES UN pintoresco pueblo rodeado de bosques, montañas, barrancas y cascadas, con otra característica: su añeja tradición taurina, al grado de que en reunión de cabildo del 6 de marzo de 2012 la fiesta de toros fue declarada formalmente patrimonio cultural inmaterial del municipio. Pero el cretinismo anda suelto, y el pasado 22 de julio el fiscal especializado en Delitos Ambientales y Contra los Animales (irracionales), Andrés de la Parra, detuvo a los organizadores de la corrida de toros de ese domingo, procedió a la clausura del coso por presunta corrupción de menores, y declaró orondo: Ningún niño o niña debe ser expuesto a esta clase de violencia brutal bajo ninguna circunstancia. Ándale. ASESINATOS Y SECUESTROS cotidianos, sí; delincuencia organizada y saqueos, sí; corridas de toros, no. Ya bájenle, cretinos. Ahora, ¿quién ordenó tamaña farsa al enchalecado fiscal? ¿La obsecuente presidenta municipal de Xico, Gloria Luz Galván Orduña? ¿El previsor gobernador Miguel Ángel Yunes Linares? ¿La sensible presidenta estatal del DIF, Leticia Isabel Márquez de Yunes? Y todavía el desvergonzado tricolor y los piadosos azules se preguntan por qué la ciudadanía los mandó al carajo en las recientes elecciones.

SIN SER AJENA al cretinismo que nos envuelve desde que mandatarios, partidos y ciudadanos dudaron de la grandeza de las causas que debían defender, Ciudad de México mantiene cierta imaginación. Así, el gobierno saliente, encabezado por José Ramón Amieva, declaró a la lucha libre patrimonio cultural intangible de Ciudad de México, gracias a las gestiones de El Fantasma, luchador en retiro y titular de la Comisión de Lucha Libre de la Ciudad, tras una labor de casi tres años. Enhorabuena, porque sin dejar de ser otro gremio explotado, han sabido defender sus derechos y su actividad profesional. Por sus antecedentes histórico-culturales, identitarios y económicos, ¿la fiesta de toros no debería ser declarada patrimonio cultural de la capital y del país? Si a los taurinos autorregulados y a la afición no les interesa, pues menos a la autoridá.

OJALÁ LA inteligente, preparada, sensible y bella Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno electa de Ciudad de México, comprenda la enorme diferencia entre prohibir y vigilar, sin complicidades, el cumplimiento de una normativa que consolide y reencauce la energía de una tradición taurina de casi 500 años en la ciudad que se dispone a gobernar, sin duda con un espíritu de servicio y una ideología bastante más sólida que la de sus antecesores.