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Regresan los bleus a su país

Veinte años después París es una fiesta
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▲ El presidente Emmanuel Macron (centro) dio la bienvenida al equipo francés en el Palacio del Elíseo.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Martes 17 de julio de 2018, p. a10

París

París fue una fiesta, o un carnaval, con el regreso a casa de la selección francesa, campeona de Rusia 2018, en un desfile por los Campos Elíseos este lunes, en el que participaron cientos de miles de fanáticos que festejaban el título obtenido el domingo.

Mientras el autobús descubierto de dos pisos avanzaba lentamente hacia el Palacio del Elíseo, sede de la presidencia, la escuadrilla acrobática de la fuerza aérea sobrevoló la emblemática avenida parisina formando estelas de humo con los colores de la bandera tricolor: rojo, blanco y azul.

El avión que transportó de regreso a la selección francesa había aterrizado en el aeropuerto Charles de Gaulle, con retraso, pero eso no importó a la multitud que los esperaba con entusiasmo.

Esta es la victoria de la nueva generación de Francia. Esperamos 20 años por ella, dijo Pierre, un hincha.

Los carros de bomberos del aeropuerto formaron un arco de agua de homenaje bajo el cual pasó lentamente el avión hasta el punto de detención.

El capitán Hugo Lloris, con el trofeo en la mano, y el seleccionador Didier Deschamps fueron los primeros en salir de la aeronave. Los recibió la ministra de Deportes, Laura Flessel, mientras empleados de la terminal cantaban Merci, les bleus (gracias, bleus).

Los jugadores vistieron camisetas blancas con dos estrellas y la leyenda campeón del mundo.

Luego, cerca del Arco del Triunfo, transbordaron al autobús descubierto en el cual recorrieron la emblemática avenida, tal como hicieron hace 20 años, el 13 de julio de 1998, los bleus campeones del torneo organizado por Francia.

Este lunes, una multitud con los colores nacionales se reunió de nuevo en el lugar, en un día soleado y caluroso.

Estamos muy orgullosos de este equipo, ¡son nuestros jugadores!, se entusiasmaba Priscilla Lagneux, quien había llegado al lugar con amigos unas horas antes. Teníamos que verlos y la Copa también, explicó esta mujer de 28 años.

Mi padre me ha cansado tanto con el 98... ¡ahora puedo vivir yo esto!, celebraba Anna, de 16 años.

Después del desfile, los bleus fueron recibidos por el presidente Emmanuel Macron en el Palacio del Elíseo, con alfombra roja incluida, antes de que los jugadores partieran al Hotel Crillon, en la plaza de la Concordia, para continuar la fiesta.

El mandatario, el entrenador Deschamps y los jugadores cantaron La Marsellesa, el himno francés, en las escalinatas de la tradicional sede de la presidencia.

En la recepción también participó Brigitte, la esposa de Macron. El capitán Hugo Lloris llevaba el trofeo en sus brazos, según se pudo ver en la televisión.

Unas 3 mil personas estaban invitadas al Palacio del Elíseo. Entre ellos había numerosos deportistas jóvenes de los clubes de los alrededores de la capital, en los cuales se iniciaron muchos de los integrantes de la selección.

Los futbolistas fueron recibidos con júbilo en los jardines del palacio. Entre otros temas, sonaba We are the Champions. Macron agradeció al équipe nationale. ¡No cambien! Este equipo es bello porque está unido, dijo el jefe de Estado. Y porque es fuerte y está orgulloso de Francia.

Más temprano, la presidencia había anunciado que los jugadores serán condecorados, en una fecha a determinar, con la Legión de Honor por los servicios prestados al país, como ya ocurrió con los integrantes de la selección que ganó el Mundial en 1998.

Todo mundo parecía entusiasmado por revivir lo que aconteció hace dos décadas. Por eso, otra vez París era una fiesta.