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Balance de la jornada

Sorpresas e innovaciones en el Mundial ruso

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▲ El técnico Fernando Hierro intenta consolar al capitán Sergio Ramos tras la eliminación de España frente a Rusia.Foto Afp
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l revés del Tri ante Suecia (3-0) quedó reducido al anecdotario menor ante la avalancha de sorpresas mayúsculas que ha arrojado la Copa del Mundo rusa. Como si no hubiera sido suficiente la ausencia de potencias como Italia, Holanda y Chile, resulta que se van prematuramente grandes candidatos. ¡Adiós, España! ¡Adiós, Alemania! ¡Hasta la vista, Messi y Cristiano!

Es el primer Mundial tras el FIFAgate y muchos no se han repuesto de la hecatombe. Encima, llegó la tecnología y tal parece que los desplazados astros cedieron su sitio estelar al videoarbitraje (VAR), que con frialdad decide destinos. Se estrenó además el criterio de juego limpio, el cual echó a una Senegal que despertaba simpatías y, de pilón, en el encuentro España-Rusia se realizó por primera vez el cuarto relevo.

La sola mención del todavía campeón del mundo causaba escozor a representativos como Argentina y el pentacampeón Brasil. Basta recordar que tras perder la final pasada, Messi cayó en depresión y Ángel di María confesó que debió ir al sicólogo. En tanto, a la verdeamarela aún le duele aquel tenebroso 7-1. Pero la Mannschaft, en su involución, se fue sin dar opción a ningún cobro de afrentas.

Los agraviados en Brasil 2014 se sintieron vengados por el Tri y, mejor aún, por la pundonorosa Sudcorea. La conclusión para México es que se celebró en exceso el 1-0 del debut ante la peor versión de Alemania. Sin embargo, ya están todos ansiosos para festejar cualquier golpe a la Canarinha del inmaduro y caprichoso Neymar, último escollo hacia el mítico quinto partido.

El FIFAgate dejó rescoldos. Las brasas todavía arden y la Sudamérica de Julio Grondona, Ricardo Texeira y Nicolás Leoz resultó la más afectada. Las autoridades judiciales de Buenos Aires impidieron a la renovada FIFA restructurar el futbol argentino, rechazaron al designado Damian Dupiellet y optaron por reconstruirse a su modo, a los tumbos, tal como anduvo la triste albiceleste en Rusia 2018.

Andrés Fassi, directivo del mexicano Grupo Pachuca y del Talleres de Córdoba, rehusó cachar la papa caliente; no obstante, ha sido influyente en el reacomodo de piezas. De inicio, sugirió no dejar ni al portero del edificio sede de la Asociación del Futbol Argentino. Fassi descuidó al León y al Pachuca, en cambio, ha pujado por dar al balompié albiceleste una estructura similar a la de la federación mexicana (ojalá sea una versión mejorada).

En el intermedio de este tango quedó atrapado el mejor jugador del mundo, el introvertido Lionel Messi, quien en Rusia fue un alma en pena. Todos –hasta Jorge Sampaoli– se colgaron de sus botines con la ilusión de que su talento fuera suficiente para sacarlos del bache. No hubo milagro. Leo se fue en maravillosa sincronía con el portugués Cristiano Ronaldo; los ídolos están cansandos.

España se hizo el harakiri orillada por la ambición económico-deportiva de Julen Lopetegui y la venganza implacable de la Real Federación. Una drástica decisión dio al traste con todo un ciclo de trabajo, con una generación orquestada por el genio de Andrés Iniesta. Ni furia ni roja, el equipo ibérico no enseñó nada, se cansó de sobar el balón con soporíferos pases, no tuvo profundidad y siguió los pasos de CR7 y Messi.

El balón sigue en intenso movimiento. Entre los candidatos emergentes está Croacia –pese al sufrido triunfo– y su fervoroso orgullo nacionalista. Otros, como Bélgica y Francia, echan mano del talento de sus ex colonias africanas y antillanas, así como de la migración (en la guerra, en el amor y en el futbol todo se vale), y ahí van, maravillando con sus joyas Romelu Lukaku y Kylian Mbappé, respectivamente.

Juan Carlos Osorio confesó haberse traicionado al frenar las rotaciones; decidido, condicionó su futuro al frente del Tri: si llega a cuartos de final no descarta la continuidad, si pierde este lunes ante Brasil, se irá. Para sus pupilos es inmejorable oportunidad, basta de imaginar cosas chingonas: Chicharito Hernández y compañía tendrán que dejar de lanzar loas al colombiano y hablar en la cancha.