Opinión
Ver día anteriorDomingo 17 de junio de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El misterio del futbol y el cine
N

o soy aficionado al futbol, y con trabajos puedo distinguir una jugada en offside; sin embargo, cada cuatro años, con el Mundial, me vuelvo un apasionado hincha, susceptible de ver interesado un partido entre Egipto y Arabia Saudita. Y cada cuatro años me hago la misma pregunta: ¿por qué no existe una gran película sobre el futbol? (Me refiero, desde luego, a trabajos de ficción. El documental, con su proliferación televisiva, ha tenido más posibilidades de hacerle justicia al deporte).

Sobran los ejemplos de otros deportes que sí han tenido una afortunada recreación cinematográfica. Sobre todo aquellos que son muy populares en Estados Unidos. El beisbol, el boxeo, el futbol americano, el basquetbol, el hockey sobre hielo… vaya, hasta el rugby, han derivado en estupendas películas que les son fieles a su espíritu y su peculiar grandeza. ¿Tan importante es la aportación hollywoodense? Si a los gringos no les interesa demasiado el soccer, como le llaman ellos, ¿eso lo condena al ostracismo cinematográfico?

Siempre viene a la memoria la película hollywoodense Escape a la victoria (1981), como ejemplo de fracaso. La idea no era mala, aunque estaba derivada de Golpe bajo (1974), del gran Robert Aldrich: durante la Segunda Guerra Mundial, un grupo de prisioneros aliados retan a sus captores nazis a un partido de futbol, como una treta para poder escapar.

El problema es que se la encargaron a John Huston, un director por otra parte estimable, pero desconocedor de los mínimos principios del deporte. Huston no sabía cómo filmar un gol. A eso se sumaba un reparto variopinto que no lograba explicar que hacían entre los presos el brasileño Pelé y el argentino Osvaldo Ardiles. Ni por qué se les ocurrió poner a Sylvester Stallone de portero. Un despropósito total.

Aceptemos que la película definitiva sobre el futbol no va a venir de Hollywood. ¿Pero qué pasa con las otras cinematografías? Los países que más copas del mundo han ganado –Brasil, Alemania, Italia y Argentina– también se caracterizan por contar con magníficos cineastas en su historia. Ninguno de ellos, por lo visto, se ha animado a filmar el futbol como tema. Y afición, me imagino, no ha faltado. (Sabido es el chisme del célebre cineasta brasileño –no diré su nombre– que, siendo jurado en Cannes, se escapó de una proyección oficial para ver un partido de su equipo favorito).

México no ha sido la excepción. Los intentos de hacer cine futbolero han sido más bien lamentables, empezando por El Chanfle (1978), comedia de Chespirito, cuyo enorme éxito dio hasta para una secuela. Chido guan (1985), de Alfonso Arau; Atlético San Pancho (2001), de Gustavo Loza, y Rudo y cursi (2008), de Carlos Cuarón, no me dejarán mentir.

Todos ellos en tono de comedia, porque el futbol aquí es cosa de chiste. Mientras tanto, el desempeño frustrado y frustrante de la selección nacional ha tenido una gravedad digna de William Shakespeare en ese abismo entre la ambición y el triunfo.

¿A nadie se le ha ocurrido filmarlo? ¿Quién será el valiente de todos los países del mundo donde se filma y se juega futbol que haga la obra maestra que hemos estado esperando?

Twitter: @walyder