Sociedad y Justicia
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Uno de los acusados había sido defendido por Francisco

El Papa acepta la renuncia de tres obispos chilenos involucrados en pedofilia
 
Periódico La Jornada
Martes 12 de junio de 2018, p. 31

Santiago

El papa Francisco aceptó este lunes la renuncia de tres obispos chilenos, entre ellas, la de monseñor Juan Barros, implicados en el escándalo de pedofilia que sacudió al clero de Chile.

Barros se disculpó por sus limitaciones luego de dimitir, en el contexto de una investigación que lo acusa de encubrir abusos sexuales.

Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de abusos de miembros de la Iglesia católica, celebró la decisión papal de aceptar la renuncia de los prelados.

En una evidente purga en el interior de la Iglesia chilena, que perdió aún más credibilidad ante una escalada de acusaciones de encubrimiento de delitos sexuales, el pontífice aceptó la renuncia de los obispos Juan Barros, de la diócesis de Osorno; Gonzalo Duarte, de Valparaíso, y Cristian Caro, de Puerto Montt.

Barros, de 61 años, estuvo en el ojo de la opinión pública por el escándalo de abusos en la Iglesia chilena desde que Francisco lo nombró obispo, en 2015, pese a las objeciones de los feligreses locales y de sus propios asesores para la prevención de este delito.

Quienes se opusieron a su designación cuestionaban la idoneidad de Barros para el cargo, ya que había sido compañero del sacerdote pedófilo más conocido del país, Fernando Karadima, además de que fue señalado por las víctimas de ser testigo e ignorar los abusos; sin embargo, negó las acusaciones, igual que los otros 30 integrantes de la Conferencia Episcopal, quienes pusieron sus cargos a disposición del Papa en mayo.

Jorge Mario Bergoglio, quien defendió firmemente a Barros durante su polémica visita a Chile, en enero pasado, convocó a los obispos en Roma tras reconocer que cometió graves errores de juicio sobre aquél, luego de leer el reporte Scicluna-Bertomeu, elaborado por los investigadores del Vaticano, acerca del alcance del caso.

El informe expuso evidencia de que la jerarquía chilena sistemáticamente encubrió y minimizó los casos de abuso destruyendo pruebas de delitos sexuales, presionando a los investigadores para desacreditar las acusaciones y mostrando grave negligencia para proteger a los niños de los curas pedófilos.

La renuncia de Barros fue elogiada por sobrevivientes y la feligresía en Osorno, donde algunos dijeron que se necesita una mayor limpieza para sanar la devastación, “¡empieza un nuevo día en la Iglesia católica de Chile! Se van tres obispos corruptos y seguirán más.

Emocionante por tantos que han luchado para ver este día. La banda de obispos delincuentes se empieza a desintegrar hoy!, tuiteó Juan Carlos Cruz, una de las víctimas.