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Julio Hernández Cordón exhibió Cómprame un revólver

Director lanza en Cannes un mensaje contra la violencia extrema en México
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La actriz estadunidense e integrante del jurado de Cannes, Kristen Stewart, se quita los zapatos en la alfombra roja del festival mientras llega a la proyección de BlacKkKlansman, de Spike LeeFoto Afp
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Martes 15 de mayo de 2018, p. 8

Cannes.

Aquí presentes hay muchas personas del primer mundo. Les pido por favor que le digan a sus políticos que ya es hora de legalizar las drogas, que México ya está harto de poner los muertos y tantos desaparecidos cada día. Estados Unidos nos tiene inundados de armas y balas por algo que realmente no se consume tanto en México.

Julio Hernández Cordón hizo trascender ayer frente a la audiencia y la crítica internacional su mensaje contundente contra la violencia extrema que genera el narcotráfico en México, tras la proyección de Cómprame un revólver, en la Quincena de Realizadores, apartado del festival de Cannes que ha llevado a la consagración a numerosos cineastas promisorios.

Quiero aclarar que es mi postura, no del resto de la producción, señaló el cineasta guatemalteco, egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), en México, donde reside desde hace años. Gasolina, Las marimbas del infierno y Polvo son algunos de sus títulos.

El mensaje no se toca en lapelícula, pero sí las consecuencias de lo que estamos viviendo ahora. Y si no cambian las cosas, México se va a volver apocalíptico, más de lo que ya es. La cinta no es contra las drogas, es más contra la violencia que genera el mercado ilícito, precisó.

Por fortuna no he tenido ningún acercamiento a esta realidad, pero la leo constantemente en los periódicos. Hace tres semanas, las víctimas fueron tres estudiantes de cine; hace tres años, fueron estudiantes rurales; hace cinco, gente de Tepito. Y son jóvenes. Todo es como muy denso, afirmó frente a la platea conmocionada que continuaba haciendo preguntas.

Filmado en Hermosillo, coproducción mexicano-colombiana, el filme, sobrio e impactante, está hábilmente ambientado en un lugar de México sumergido por la violencia, donde las mujeres están desapareciendo.

“Con esta película traté de hacer un homenaje extraño a las cosas que me gustaban de niño. Las historias de Tom Sawyer y Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain, y la película Mad Max fueron mis referentes. Los volví a leer y volví a ver las películas y me conmovieron mucho. Es una mezcla extraña entre violencia y fantasía, y poco a poco entendí que estas tres historias son acerca de la resistencia. Y lo que está pasando en México, lo que estamos viviendo allá, es un acto de resistencia de la sociedad civil. Por eso, lo primero que pensé fue en mis dos hijas (de 13 y 10 años, presentes en la sala) y las invité a actuar en el filme. Quiero que ellas resistan y que puedan tener la sensibilidad para cambiar las cosas que están pasando en México.”

–En la película hay la inclusión de una imagen surrealista, un collage en papel de cuerpos ensangrentados sobre el terreno árido donde sucede el dramático tiroteo. ¿Se trata de la visión en perspectiva de la pequena protagonista?

–Efectivamente, se trata de plasmar la perspectiva de la niña. Pero también hubo una razón de estética y de producción.

–La trama gira en torno al narcotráfico, pero también habla sobre las mujeres desaparecidas ¿Ha querido referirse al feminicidio en México?

–En mi país hay dos casos muy tristes: Ciudad Juárez y Ecatepec, donde las estadísticas muestran el mayor porcentaje de mujeres desaparecidas, y esto se repite en todo el país. Por eso, esta película es como un grito desesperado contra toda esta pesadilla. ¿Qué más apocalíptico que la desaparición de mujeres o de niñas de un lugar por sus propios vecinos?