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Del Tecnológico Nacional de México, logran disolver ese material con un método vegetal

Estudiantes diseñan técnica para producir tejas rústicas con unicel

A diferencia de las tradicionales, reducen la contaminación, así como el precio, además de ser más ligeras, explican

Están reforzadas con fibras textiles, lo que les da más propiedades mecánicas

 
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de mayo de 2018, p. 2

Estudiantes del Tecnológico de Morelia José María Morelos y Pavón, del Tecnológico Nacional de México, desarrollaron una ténica vegetal para disolver el unicel y reutilizarlo en la fabricación de tejas para techos parecidas a las tradicionales, pero de menores costo y peso, cuyo proceso de producción también es menos contaminante.

Israel Molina Velázquez, Jorge Alberto García Calderón, Miriam Núñez Valdovinos, José Miguel Bejarano Chávez y Lucía Rosales Jiménez, de las carreras de ingeniería en materiales, ingeniería en gestión empresarial y administración de empresas, con la asesoría de la doctora en administración Harriet Rosalía Hesse Zepeda, partieron de la premisa de que el unicel es uno de los materiales más utilizados, pero del cual menos de 0.1 por ciento se recicla.

Realizaron un estudio por medio del cual descubrieron que en México cuando ese material se reutiliza se disuelve con un producto de origen petrolero, explicó Israel Molina. Ese método desprende un vapor muy dañino.

La solución

Los estudiantes desarrollaron un disolvente de origen vegetal, con el que solucionaron el problema de la reutilización del unicel. Llevaron a cabo pruebas de comportamiento, calor, flexibilidad y resistencia para entender y jugar con sus propiedades. Se dieron cuenta de que los residuos de fibras textiles fortalecían el material.

Posteriormente, buscaron un campo de aplicación. Hallaron que la industria de fabricación de tejas, que se encuentra principalmente en las comunidades rurales, contamina en grandes cantidades, desde el proceso de extracción de la arena hasta la producción de las piezas.

Las tejas tienen un carácter tradicional e histórico que configura el paisaje de los pueblos mágicos y las ciudades que mantienen una relación cercana con el pasado. Además, se usa mucho porque el precio es más accesible que el de otros productos, señaló Miriam Núñez.

La fabricación de las tejas involucra la extracción de minerales en suelos áridos, una de las actividades que más amenazan los bosques a escala mundial.

Para la cocción de las tejas tradicionales se requiere una temperatura hasta de 2 mil grados Celsius, por lo que se generan grandes cantidades de dióxido de carbono, además se libera plomo, dañino para los trabajadores.

Protej es el nombre de la teja diseñada por estos estudiantes. La temperaturas que se requieren para su elaboración no rebasan 400 grados Celsius, se hace mediante extrusión, por lo que el ambiente de producción es más controlado y eficiente, explicó Israel Molina.

El proceso de producción de la teja tradicional tarda aproximadamente dos meses, Protej puede estar terminada en cuatro horas, explicaron los autores del desarrollo.

Una de las características de las tejas tradicionales es su aspecto rústico. El equipo no quería sacrificar esta cualidad al migrar a Protej, por lo que la diseñaron de tal forma que conserva esa apariencia y no contiene la cantidad de humedad que genera moho y enfermedades.

Al estar reforzada con las fibras, tiene más propiedades mecánicas como compresión, flexión, resistencia al impacto y es más ligera, precisó Jorge García.

Para la producción de un metro cuadrado, se requieren 10 kilogramos de unicel; para conseguirlos han pactado con empresas locales de gestión de residuos.

La brecha de funcionalidad entre Protej y la teja tradicional impacta en el precio. Miriam Núñez indicó que mientras la segunda cuesta de 10 a 15 pesos, la primera tendrá un precio en fábrica de nueve a 10 pesos.

Actualmente la vida útil del unicel es de cien años, los estudiantes se plantean que con su proyecto podrán acortar ese tiempo, gracias a la producción de una teja totalmente reciclable.

El grupo de estudiantes investiga otras aplicaciones de este material para disminuir el impacto por la extracción de grafito.