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La música del 68
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Grace Slick,vocalista del grupo Jefferson Airplane, después Jefferson Starship
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Georges Moustaki en México, en 1995Foto Fabrizio León
 
Periódico La Jornada
Sábado 14 de abril de 2018, p. a16

Mientras Georges Moustaki entonaba Je ne sais pas ou tu commences, miles de jóvenes levantaban en París adoquines de la calle y emergían los sueños, el anhelo de una sociedad justa.

En tanto Jacques Brel bailaba un vals en mil tiempos, Díaz Ordaz mandaba masacrar a cientos de jóvenes indefensos en la Plaza de las Tres Culturas.

Cuando Jacques Dutronc elevaba la versión en francés de My Generation, de The Who, florecía la Primavera de Praga.

Y entonces Hey Jude se convirtió en bálsamo, emblema, grito de guerra, un algodón con alcohol en la nariz de una joven desmayada, un apapacho en la espalda de los cientos de jóvenes en prisión y reaccionaban y cantaban:

And don’t you know that it’s
just you, hey Jude,
You’ll do
The movement you need i son
your shoulder

Ray Charles tundía Hit the road Jack; Francoise Hardy se preguntaba Comment te dire adieu; The Rolling Stones hacían saltar a todos con Jumpin Jack Flash y Nina Simone despertaba a todos así:

In the morning when the
moon is at it’s rest
You will see me at the time I
love the best
Watching rainbows play on
sunlight
Pool of water iced from cold
night, in the morning
’tis this morning of my life

A medio siglo de la gran gesta juvenil en distintos puntos del planeta, el Disquero propone hagamos juntos una playlist del alma, mi alma: escuchemos, sí, la música que sonó durante aquellas jornadas gloriosas, pero hagámoslo sin nostalgia, alegremente, relajaditos, con espíritu de lucha.

La música del 68 no es sólo la música de protesta o los grandes éxitos del momento, ni siquiera es una música de época: es una forma de vida, una manera de respirar para quienes todavía queremos una sociedad justa, un mundo noble para todos, la felicidad al poder.

Las consignas de mayo del 68 en el mundo siguen vivas y ese es el ejercicio musical que proponemos: que pongamos a sonar la música del 68, la que para cada uno de nosotros es.

Mientras Praga, Berlín, Nanterre, Arlés, París, Montevideo, Buenos Aires, Tlatelolco ardían, yo estaba sentado en una banca del Parque de los Tecajetes en Xalapa y en las poderosas bocinas sonaba el álbum Abbey Road, de Los Beatles.

¿Dónde estaba usted durante la primavera de 1968, mientras el mundo bullía?, ¿qué música sonaba?

A quienes nacieron después del 68, los referentes musicales los pueden transportar hacia lugares donde no necesitaron estar para sentirse ahí, con tan sólo escuchar, por ejemplo, un disco de Georges Moustaki.

La máquina de tiempo funciona así: uno escucha piezas que sonaron antes, durante y después del movimiento estudiantil de 1968 en el mundo, y la conexión emocional forma pira, volcán, hoguera y entonces la piel se nos pone chinita y conectamos.

Durante una de sus visitas a México, Moustaki dijo al autor del Disquero:

‘Cuando digo que mi toma de posición política es sentimental y de afecto, quiero decir que no necesito hacer intervenir una ideología determinada en un movimiento político.

“Quiero, en cambio, que la ideología sea una luz para dar dirección, porque cada uno de nosotros tiene una razón personal para reaccionar ante los acontecimientos políticos.

Todo es, entonces, una cuestión de opciones, y la mía es por los pobres, por la naturaleza, por la cultura popular, porque todo eso significa cosas que son profundamente humanas. En la vida y en la política todo es cuestión de opciones atenidas a las razones personales, humanas.

Lo más importante del movimiento estudiantil de 1968 para Moustaki fue la poesía: de repente, la gente, incluyendo a la burguesía, se emocionaba con la fuerza y la verdad poéticas, como la canción del pueblo, de la calle, de las paredes. Yo me acerqué al movimiento del 68 gracias a la poesía, porque ese fue el punto común para todos.

Ubica el punto: él con su guitarra sobre una tarima, en una fábrica, rodeado de miles de jóvenes y obreros. El silencio atronador. Y de pronto, la poesía”.

La poesía.

La música del 68 no se entiende sin la poesía de Bob Dylan:

There must be some kind of
way outta here
Said the joker to the thief
There’s too much confusión
I can’t get no relief
All along the watchtower
Princes kept the view
While all the women came
and went
Barefoot servants, too
Outside in the cold distance
A wildcat did growl
Two riders were approaching
And the wind began to howl

Esta pieza se volvió referente para masas pero no en la versión original, sino en la del semidiós mitad apache Jimi Hendrix, quien la grabó en 1970, tres años después de que la pariera Robert Zimmerman.

Porque, también, hay tres etapas de la música del 68: la precedente, la que sonó en las barricadas y la consecuente, la que nació de ese seno.

All along the watchtower es un buen ejemplo de esos tres periodos, porque los abarca.

De la etapa precedente tenemos todo el universo hippie (Jefferson Airplane, Grateful Dead, Frank Zappa) y beatnik (Dizzy Gillespie, Charlie Parker, Bob Dylan).

Y ya tenemos más materiales preciosos para nuestra playlist.

De la entraña del movimiento, bajo los adoquines, sonó música como la que mencioné en los primeros párrafos.

Pondré otras opciones a sonar:

Dazed and confused, Led Zeppelin.

Hurdy Gurdy Man, Donovan.

C C Rider, Richie Havens.

Sunny, Gary Lewis; otra versión, con Rufus Harley.

Turtle Blues, Janis Joplin.

Descubrir cuál es nuestra muy personal música del 68 es una práctica de vuelo, una metáfora: ponerla a sonar equivale a arrancar un adoquín del piso y lanzarlo al espacio sideral.

Juntos, mi alma.

Como en estos versos de Jorge Enrique Abdoum, de su poema titulado, precisamente: Mayo de 1968:

(El Sena, bajo el puente de
Passy, avanza tan cansado
que ya no puede arrastrar su
tarjeta postal con torre y todo,
y además era contigo, si no no
tiene gracia).

Vigilas bajo mi piel, me ocupas,
Te he besado los dientes
tantas veces,
Se diría que yo te hice con mis manos,

Y es increíble la cantidad de
refugio que hay entre tus pechos.)

Y usted, hermosa lectora, amable lector ¿cuál es su muy personal música del 68? ¿Ya hizo su playlist?

Seamos realistas, pidamos lo imposible.

Llevemos el amor, la imaginación, la poesía, la belleza, la vida, llevemos lo noble al poder.

Mi música del 68 es mi música del alma, mi alma. La que todo lo transforma, todo lo ennoblece, todo lo hace hermoso.

La música del alma es hacer el amor, mi alma, escuchando a Moustaki, quien nos describe:

Tes jambes m’emprisonnent
Mon ventre te retient
J’ai ta poitrine ronde
Tu as mes yeux cernés
Ton soufflé me réchauffe
Et j’étouffe tes cris
Je me tais quand tu m’aimes
Tu dors quand je le dis
Je ne sais pas ou tu commences
Tu ne sais pas ou je finis.

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