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El venezolano y el mexicano Arturo Márquez dirigieron a 280 niños y jóvenes del SNFM

Tocamos y cantamos en aras del sueño de libertad del maestro Abreu: Dudamel
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Ambos conductores en Encuentros: México y las Américas unidos a través de la música Foto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Lunes 5 de marzo de 2018, p. 7

La música rompe fronteras, elimina muros y nos une como hermanos, expresó con alegría y orgullo el director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel al conducir, junto con el compositor mexicano Arturo Márquez, la presentación de la exhibición del taller intensivo de arte y ciudadanía Encuentros: México y las Américas unidos a través de la música, organizado por las fundaciones de ambas figuras, ayer en el Palacio de Bellas Artes.

Un total de 280 niños y jóvenes participaron en el taller, que contó con una selección de 225 instrumentos y coreutas pertenecientes a las agrupaciones musicales comunitarias y los grupos artísticos del Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM). A la reunión multinacional también se sumó un contingente con 55 nóveles músicos de Canadá, Estados Unidos, Puerto Rico, Venezuela y México.

Dudamel ofreció en México tres presentaciones de la Orquesta Filarmónica de Viena, de la que es su director.

Venas de un mismo cuerpo

Que la música rompe fronteras es algo que Dudamel ha vivido desde niño: Hace 22 años vine acá con la Orquesta Nacional Infantil de Venezuela. Era un adolescente de 13 años. Todo esto nació de un proyecto hermosísimo que un ser muy especial soñó: el maestro José Antonio Abreu, quien hace 43 años decidió formar una orquesta de jóvenes.

Casi nadie creyó en su proyecto, sólo el compositor Carlos Chávez, quien, incluso, visitó la cochera en Venezuela donde la naciente agrupación ensayaba, y lo llevó a su primera gira. Otro gran amigo fue el fallecido director de orquesta Eduardo Mata.

Gustavo Dudamel también recordó su primer encuentro con Arturo Márquez, el primero siendo aún violinista de la orquesta, cuando el compositor de sombrero fue a su país natal para la interpretación de uno de sus danzones.

Dirigiéndose al público que llenó la sala principal del recinto, Dudamel señaló: Como pueden ver las venas son de un mismo cuerpo. La sangre que corre por nosotros es la misma. Es hermoso ver una América, no dos, no tres. Por eso, tocamos, cantamos y escuchamos en aras de este sueño del maestro Abreu que es la libertad.

En seguida el conjunto de músicos interpretó Adagio para cuerdas de La guerra de las galaxias: el despertar de la fuerza, cuyo autor, John Williams, adaptó para orquesta. Dudamel también dirigió el cuarto movimiento de la Sinfonía número 9, Desde el nuevo mundo, de Antonin Dvorak.

Ovación y vítores

Antes, Arturo Márquez, quien llegó de sombrero como cuando lo conoció Dudamel, dirigió Alas (a Malala), de su autoría. Como encore la orquesta interpretó otra composición del sonorense.

Los aplausos no se hicieron esperar con el público de pie. Márquez y Dudamel se abrazaron, la orquesta los vitoreó.

Eduardo García Barrios, coordinador del Sistema Nacional de Fomento Musical, apuntó que la exhibición es resultado de un trabajo muy intenso realizado en los pasados tres días, para la que estos dos grandes maestros trabajaron durísimo, horas y horas con ese maravilloso grupo”. Acotó que esto también es resultado de una profunda amistad filosófica, humana y artística entre dos grandísimos artistas.