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Penultimátum

El poderío de Amazon

L

as encuestas más recientes muestran la profunda división que existe en Estados Unidos en torno al desempeño de Donald Trump como presidente. Desaprueban su gestión alrededor de 60 por ciento de los ciudadanos. En la era moderna ningún mandatario de ese país ha sido tan impopular en su primer año de gestión.

Sin embargo, Trump no ha perdido su sólida base de apoyo, que lo considera un hombre confiable para lograr, de nuevo, la grandeza americana. Esa base estima que Estados Unidos se ha vuelto demasiado diverso, que la economía está estancada y que ya no es la gran potencia que imponía su parecer en el mundo. Gran parte de quienes confían en que él cambie las cosas pertenece a la clase trabajadora blanca y vive en ciudades medianas y pequeñas. Es la América profunda, conservadora.

Y ese apoyo se manifiesta cuando Trump arremete contra las empresas estadunidenses que no pagan suficientes impuestos y los evaden al tributar en paraísos fiscales. Es el caso de Amazon, propiedad de Jeff Bezos, al igual que del Washington Post, acérrimo crítico de la actual administración. Trump acusa al gigante de ventas por Internet de pagar al servicio postal aproximadamente la mitad que otros usuarios, como UPS y FedEx. Y, además, de destruir empleos y causar gran daño al mediano y pequeño comercios que sí pagan impuestos. Los dueños de estos negocios llevan años quejándose de que sus ventas han caído notablemente por el auge del comercio en línea, especialmente el de Amazon.

La presión de Trump ya dio sus frutos: Amazon anunció la creación de más de cien mil nuevos empleos en Estados Unidos los próximos 18 meses. También, pagará más por utilizar el servicio postal por medio del cual la empresa de Bezos maneja 40 por ciento de sus envíos. Dicho servicio acumula pérdidas por más de 60 mil millones de dólares. Y, además, aumentará lo que paga en impuestos en el vecino país, en vez de evadirlos a través de Luxemburgo, paraíso fiscal de grandes empresas.

Esto último lo hace en muy buena parte por la presión de los países que integran la Unión Europea, en su empeño por obligar a Amazon, Google y Microsoft a tributar en el país donde obtienen sus utilidades y evitar así que lo hagan en Irlanda y Luxemburgo, donde las tasas impositivas son mínimas beneficiando así a esas grandes plataformas de la información y el comercio.

En México las ventas de Amazon y su servicio Prime se incrementan cada año. Pero evaden impuestos y afectan al mediano y pequeño comercios, incapaces de competir con el gigante de ventas por Internet. Aunque urge regular lo relativo a la agenda digital y el comercio en línea, no figuran en los programas de gobierno de los candidatos que buscan obtener la victoria en la elección presidencial del próximo primero de julio.