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Trabajan en obras de la nueva garita internacional; la oleada de migrantes llega a Sonora

Desde Mexicali, haitianos ven crecer el muro de Trump mientras esperan asilo
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Ciudadanos haitianos que se quedaron a vivir en Baja California, luego de la migración atípica de ciudadanos de ese país a la frontera de México, con la intención de ingresar a Estados Unidos, trabajan en la construcción de las nuevas instalaciones de la garita internacional de MexicaliFoto Antonio Heras
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 27 de febrero de 2018, p. 28

Mexicali, BC.

Basilome, de 36 años de edad y originario de Haití, obtuvo un permiso de trabajo para costear su permanencia en México, después de que el gobierno de Estados Unidos congeló su solicitud de asilo.

El antillano formó parte de la oleada atípica de migrantes que llegaron a la frontera de Baja California durante 2017 y esperaban recibir visas humanitarias.

Varado en esta capital, Basilome consiguió trabajo en la construcción de la nueva garita internacional de Mexicali. Especializado en pintura de interiores, Basilome literalmente picó piedra: quitó pavimento para la edificación de oficinas, casetas carriles y estacionamiento de la aduana.

Es difícil la situación. Nos vamos a quedar en México, dijo. Agregó que su salario es de mil 500 pesos a la semana y envía dinero a su familia en Haití, pero 200 dólares al mes no alcanzan para mucho.

Habitante de un departamento en la colonia Fronteriza, en el poniente de Mexicali, vive con seis de sus paisanos que también trabajan en la garita. Saben que tendrán empleo hasta noviembre, cuando la obra termine y se una a los 3.6 kilómetros del muro fronterizo erigido con el primer contrato asignado por el gobierno estadunidense, encabezado por Donald Trump.

Ya lo empezaron a construir, dijo sobre el muro que se erige al poniente de la capital de Baja California. Se meterá al río (llamado Nuevo) y se conectará a la garita que construimos, y también en el otro lado, explicó.

El migrante entró a México hace un año por Tapachula, Chiapas, proveniente de Brasil, donde laboró en la edificación de infraestructura deportiva. Pretendía ir a Tijuana, pero en el trayecto decidió, junto con otros haitianos, quedarse en Mexicali para sumarse a las peticiones que sus paisanos hicieron al gobierno de Estados Unidos para que les dieran asilo. Sólo una mujer embarazada lo consiguió.

La migración de haitianos hacia la frontera norte de México, sobre todo a Tijuana y Mexicali, en Baja California, se extendió a San Luis Río Colorado, Sonora. El gobierno estadunidense empezó a darles fichas para documentar sus casos, mientras en localidades fronterizas mexicanas se produjo un efecto embudo, pues en un año llegaron más de 30 mil antillanos para solicitar asilo.

En la actualidad hay 4 mil haitianos en Mexicali y Tijuana, la mayoría varones, quienes solicitaron residencia en México o visas de trabajo, ante el temor de ser deportados por la administración Trump, que, se estima, sólo autorizó visas humanitarias a uno de cada 10 solicitantes, dando preferencia a mujeres y niños.