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El sistema inquisidor de España nos hizo una promoción que jamás podríamos haber pagado

Del Medioevo, que el Estado quiera encarcelarte por hacer canciones

Realizó una campaña de difamación que creó un tsunami; aprovechamos el espíritu de persecución para plasmarlo en nuestro reciente disco #Trending_Distopic, afirma César Strawberry, de Def Con Dos

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Alberto Marín, César Strawberry y Sagan Ummo, de Def Con Dos, durante el concierto en la Carpa AstrosFoto cortesía de Daniel Galindo/ Wild Side Press
 
Periódico La Jornada
Lunes 26 de febrero de 2018, p. a10

Que el Estado te persiga y te quiera encarcelar por hacer canciones es propio de la época del Medioevo... y eso asusta, dice a La Jornada César Montaña Lehmann, conocido como César Strawberry, músico y cantautor de la banda española de rap core Def Con Dos.

El gobierno español quería encarcelarlo el año pasado porque a través Twitter enalteció al terrorismo, según la fiscalía, que pedía una pena de 20 meses de cárcel, y otra de ocho años de inhabilitación absoluta, así como dos de libertad vigilada.

Uno de sus tuits fue con referencia a la presidenta del Partido Popular (PP) de Madrid: El fascismo sin complejos de Esperanza Aguirre me hace añorar hasta a los Grapo (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre).

Strawberry mencionaba en otro mensaje sobre el secuestro, en los años 90, de un ex funcionario por parte de ETA: A (José Antonio) Ortega Lara habría que secuestrarlo ahora.

Pasó meses en campaña mediática para defenderse de las acusaciones, las cuales, al final, sorteó.

No tuvo la misma suerte el rapero Valtonyc, quien la semana pasada fue condenado a tres años y seis meses de cárcel por el Tribunal Supremo de España. La corte dictaminó que José Miguel Arenas Beltrán (nombre del cantante) distribuyó canciones en línea que alababan el terrorismo, insultaban a la familia real y amenazaban a políticos. El gobierno estimó que las canciones escritas por Arenas y publicadas en Internet incluían mensajes de apoyo al grupo armado vasco ETA, así como ofensas a la monarquía y al rey Felipe VI o intimidaciones contra políticos de las islas Baleares, de donde es oriundo el artista.

Hasta en la revista Billboard

El sistema inquisidor hizo un favor a César Strawberry, quien ironiza: “Nunca conseguí salir en la revista Billboard con mi música, pero sí por ser perseguido”. Strawberry en esos meses de lucha apareció hasta en el “ultraconservador Wall Street Journal, en un artículo de mi sentencia que decía que España era un país no recomendable”.

En 30 años de hacer música contestataria, Def Con Dos “jamás podría haberse pagado una campaña de promoción como la que nos hizo el gobierno a través del Ministerio del Interior, muy reaccionario, por cierto. La pasé mal, pero lo que hicieron con su difamación creó un tsunami, por el cual hemos sacado nuestra tabla para surfear, y desde arriba de la ola explotar ese espíritu de persecución, del cual está impregnado nuestro reciente disco, #Trending_Distopic”, comenta César.

Argumenta: “España está desfasada dentro de lo que es el ámbito progresista de la Unión Europea. Si mi caso se va al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y yo, como ciudadano europeo, apelo de esa sentencia, quedaría absuelto, porque ese órgano de justicia diría a España: ‘no puedes seguir siendo la España de los reyes católicos’”.

Luego del escándalo, Def Con Dos superó el ámbito de sus seguidores: Había gente que no le caía bien y que ni me conocía, pero ahora, reconoce la intolerancia en un país que se hace llamar democrático.

Hoy día, César se ha convertido en conferencista sin quererlo. La gente ve en él un referente cultural alternativo que se expresa con estabilidad y que ofrece charlas sobre la criminalización del libre pensamiento.

Respecto de la Internet, Strawberry considera que, por un lado, permite democratizar la opinión: cualquiera puede decir lo que quiera, aunque lo redacte mal... pero el mundo digital es tan adictivo que llegará al punto de ser refugio de la eternidad del ser humano.

Recuerda cuando Def Con Dos vendía discos y ganaba algo de dinero, aunque nunca he estado acá por ello. La industria del disco ya desapareció. Ahora se hacen álbumes para fetichistas y seguidores, y los conciertos exigen que los publiques, pero es cosa del pasado.