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Marit Björgen se convirtió en la deportista más laureada en la historia de los juegos

Tradición, modernidad y más récords despiden a los JOI de Pyeongchang

En la clausura, los abanderados se ubicaron en el centro del campo en símbolo de unidad

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Al frente, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in y su esposa, Kim Jung-sook, con Ivanka Trump. Atrás, los generales Vincent K. Brooks, de EU y Kim Yong chol, de NorcoreaFoto Afp
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El equipo varonil de hockey sobre hielo de los Atletas Olímpicos Rusos festeja su victoria ante el conjunto alemánFoto Dpa
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Periódico La Jornada
Lunes 26 de febrero de 2018, p. 5

Pyeongchang.

Con una ceremonia que alternó entre la modernidad y las tradiciones surcoreanas, Pyeongchang 2018 tuvo una despedida a la altura de lo que propuso desde su inauguración hace 16 días: emoción y un mensaje de paz y amistad, y a Noruega como nuevo campeón de la justa con récord de 39 preseas: 14 oros, 14 platas y 11 bronces.

Juegos de luces de colores con música típica de la península coreana, pero también mucho ritmo pop que intentó darle más movimiento a la fría noche de Pyeongchang.

La presencia de Ivanka Trump, asesora de la Casa Blanca e hija del presidente estadunidense, Donald Trump, y del general norcoreano Kim Yong-chol, vicepresidente del Comité Central del gobernante Partido del Trabajo, le pusieron el toque político a la despedida. Tampoco faltó el anfitrión, el presidente Moon Jae-in.

Esta vez las delegaciones desfilaron rápido, al compás del ritmo de la música, mientras los abanderados, entre ellos el mexicano Rodolfo Dikson, se ubicaron en el centro del campo, simbolizando la unidad mundial, mensaje repetido una y otra vez durante la justa.

Otro cambio notorio respecto de lo ocurrido hace 16 días, cuando los deportistas de las dos Coreas caminaron juntos y lucieron la misma vestimenta, fue que esta vez los 22 deportistas norcoreanos pasearon con sus uniformes rojos con el pecho blanco, justo delante de los locales, que lo hicieron con sus chaquetas blancas.

Lo que se repitió fue la ausencia de la bandera rusa, después de que el Comité Olímpico Internacional (COI) votara la continuidad de la sanción a la delegación. Sin embargo, su presencia se hizo sentir cuando muchos aficionados comenzaron a cantar Rusia, Rusia en el momento en que la música se silenció.

La ceremonia contó, además, con un lujo que no se podía haber preparado mejor: la noruega Marit Björgen, quien en la última competición de Pyeongchang se convirtió en la deportista invernal más laureada de la historia de los Juegos Olímpicos con su oro en los 30 kilómetros de esquí de fondo, la número 15 en su palmarés.

Ante la ovación de casi 40 mil espectadores, Björgen recibió la medalla de manos del presidente del COI, Thomas Bach, quien también entregó su metal al finlandés Iivo Niskanen, campeón en los 50 kilómetros.

En la sede de Gangneung, el equipo varonil de hockey sobre hielo de los Atletas Olímpicos Rusos ganaron dramáticamente 4-3 a los alemanes en tiempo extra. Tras recibir la medalla de oro y ver ondear la bandera del COI, los jugadores entonaron el himno de su país. El equipo femenil sueco venció 8-3 a las anfitrionas en curling. En tanto, la ceremonia seguía su curso y llegó el turno del traspaso de la bandera olímpica, del alcalde de Pyeongchang al de Pekín, que será sede de los juegos invernales en 2022.

El deporte envió un mensaje de paz al mundo. El deporte tiende puentes, el deporte une a la gente en un mundo frágil, dijo Bach en sus palabras de cierre, donde valoró la unidad que mostraron las dos Coreas y abogó porque ese acercamiento continúe en el futuro, al ser la cita invernal de los nuevos horizontes.

Para cerrar su discurso, el alemán saludó a siete atletas de diferentes partes del mundo, desde la estrella del esquí alpino Lindsey Vonn, el biatleta francés Martin Fourcade, ganador de tres oros en esta justa y al tongano Pita Taufatofua, quien otra vez apareció con el torso desnudo en la gélida noche surcoreana.