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De nuestras Jornadas

Elecciones y tareas sociales

D

el 12 de febrero al 29 de marzo los aspirantes a la Presidencia no podrán organizar actos públicos ni llamar a votar por ellos en los medios de comunicación; seguramente estarán con frecuencia en espacios noticiosos para comentar asuntos coyunturales, pero su presencia no debe ser sistemática ni seguir alguna pauta. Veremos cómo funciona el árbitro ante una definición tan imprecisa de lo que pueden o no hacer los candidatos. Pero no debe caber duda de que las próximas seis semanas pueden y deben ser utilizadas por la sociedad en su conjunto para preparar mejor su participación durante la campaña, que durará tres meses a escala federal y sólo dos, mayo y junio, en el ámbito local.

Para empezar, hay que definirse por lo más general: continuidad o cambio. Si el lector considera que el país va bien y la actuación de las autoridades federales es, cuando menos, aceptable, no debe vacilar, sino preparar sus mejores argumentos en favor de José Antonio Meade. Por el contrario, si considera que el país va mal y debe cambiar de rumbo, entonces dispóngase a examinar las propuestas de Andrés Manuel López Obrador, las de Ricardo Anaya y las de los candidatos independientes. Es importante no dejar de valorar sus iniciativas sobre corrupción e impunidad, violencia e inseguridad, y modelo económico, así como otras de sus prioridades. También es fundamental analizar si sus hechos son consistentes con sus propuestas.

Sería muy bueno hacer las reflexiones necesarias para tener claros los temas o asuntos que más nos preocupan, aquellos que nos quitan el sueño y los que nos hacen soñar. Es importante intercambiar puntos de vista con personas de confianza que sabemos expertas en determinados temas. Preparar nuestras prioridades con tiempo también nos dará elementos para apreciar mejor el desempeño de los candidatos en los debates. Pero, sobre todo, es necesario participar activamente para preparar la decisión más importante para la nación y para cada una de nuestras familias.