La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) respeta la forma en que trabajan los obispos, y el diálogo que sostuvo monseñor Salvador Rangel Mendoza, de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, con grupos criminales es parte del cuidado, del bien por el pueblo y los sacerdotes que laboran en esa zona, dijo en entrevista el secretario general del organismo episcopal, monseñor Alfonso Miranda Guardiola.

Por supuesto respetamos a monseñor Salvador Rangel en su oficio, en su valentía y también en la forma en la que él trabaja para cuidar a su pueblo para pastorear a su pueblo y buscar las mejores soluciones en bien de la vida de su comunidad diocesana, mencionó.

Miranda Guardiola dijo que el obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa no puede hacerse a un lado o abandonar las comunidades pese a la violencia:

Tiene que ir a las comunidades, atraviesa zonas peligrosas, zonas que están operadas o donde hay grupos criminales, tiene que entrar, buscar cómo ayudar a su pueblo, cómo protegerlo, cómo cuidarlo por eso es que ha tenido que dialogar con estos grupos para el cuidado de los sacerdotes, de los catequistas, de los agentes pastorales, insistió.

Expuso que la CEM además ha expresado a monseñor Rangel Mendoza su preocupación sobre todo por su seguridad porque no es fácil estar en esa zona. Han contabilizado seis sacerdotes asesinados en el estado de Guerrero.

Dado que la iglesia no abandona las comunidades, los obispos, explicó, reiteradamente hablan con los ministros, sacerdotes, religiosos y agentes pastorales sobre los cuidados, prevenciones, y las formas en que pueden y deben realizar su labor pastoral.

Entre las acciones que recomiendan es salir acompañados, tener cuidados tanto en su casa, en sus vehículos como en la manera en que ellos salen.

El secretario general de la CEM también reconoció la labor de los presbíteros Germaín Muñiz García e Iván Añorve Jaimes, asesinados el lunes pasado en la carretera Taxco-Tehuilotepec, en Guerrero, y respaldó lo dicho por el obispo Rangel Mendoza que de la fotografía en la que aparece Muñiz García con una pistola y acompañado de hombres encapuchados, no se puede desprender algún tipo de relación o vinculación efectiva con grupos criminales.