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Sonia Silva-Rosas es autora de Benita Salvador, obra publicada por Noctis Ediciones

Visibiliza escritora el problema de las mujeres madres-padres orilladas al delito
 
Periódico La Jornada
Martes 6 de febrero de 2018, p. 6

¿Hasta dónde es capaz de llegar una madre porque sus hijos no pasen hambre? y ¿hasta qué grado la angustia y la desesperación puede orillar a una mujer al delito? son interrogantes que articulan la trama de la novela corta Benita Salvador, de la poeta, periodista y narradora Sonia Silva-Rosas (Ciudad de México, 1971).

Publicada por Noctis Ediciones, es una historia común por la que atraviesan muchas mujeres en México, pues en su afán por conseguir que sus hijos no padezcan hambre y tengan lo indispensable para vivir son orilladas a delinquir.

Benita, explica la autora en entrevista con La Jornada, se queda sola con sus hijos y debe asumir las responsabilidades del padre. Ella busca la forma de solucionar la falta de comida y de los recursos materiales más indispensables.

En un momento de crisis, angustia y desesperación, con uno de los hijos enfermo, acepta ingresar a la delincuencia organizada, a un trabajo en apariencia fácil y bien pagado, pero que, según transcurren los días, se convierte para ella en un infierno que la conduce a perder la libertad.

De acuerdo con la autora, muchas personas no comprenden por lo que pasan-pasamos, muchas mujeres, con esa responsabilidad doble y en ocasiones triple, de sacar adelante una familia. Con esa historia pide más comprensión sobre las causas que orillan a muchas mujeres al delito. Espero que las personas no juzguen de manera superficial a las mujeres que delinquen.

Detrás de cada mujer hay una serie de circunstancias muy complejas. “Lo que buscan, en principio, es una salida, es decir, cada día hay que sobrevivir, diario es un reto, diario tienen que buscar y solventar ciertas necesidades. Es una cotidianidad en la que se dice: ‘Hoy sí tuve para darles de comer, hoy sí tuve para comprarles unos zapatos, hoy sí tuve para pagar la renta’”.

Es, añade Sonia Silva-Rosas, un problema que no está suficientemente atendido ni visibilizado. Lo más cruel es que entre mujeres, incluso, hay ninguneo a esas otras mujeres.

De la impotencia, la miseria y el desamor a la esperanza

La trama de Benita Salvador implica el secuestro de un niño y entreteje otras historias de mujeres, quienes igual han sido víctimas y padecido traiciones y abandono.

Otros personajes son Lorena, una de las cabecillas de la banda de secuestradores; Jimena, quien trabaja en un circo, y una cubana a quien le dicen La Chinita.

Todos los personajes, concluye Silvia-Rosas, son producto de la impotencia, la miseria, la desesperanza, el desamor; son resultado de un sistema que ya no funciona, que no les ofrece los mínimos elementos para vivir dignamente. Su situación no se trata de justificar, sino de explicar que hay complejos motivos detrás de sus historias.

Benita Salvador, que hace unos días fue presentada en la Casa del Poeta, es también una historia en la que se encuentra la esperanza, y con la que se quiere decir a muchas mujeres que antes de tomar una decisión en un momento de angustia, se serenen y lo piensen mucho.