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Alumnos y colegas expresaron su gratitud

Comparten recuerdos de la maestra en redes sociales
 
Periódico La Jornada
Domingo 4 de febrero de 2018, p. 4

La comunidad teatral despidió a la maestra María Alicia Martínez Medrano, fundadora del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena (LTCI), fallecida este viernes, con recuerdos compartidos en redes sociales, testimonio de la enorme labor realizada por quien nos deslumbró con su teatro campesino, señaló el dramaturgo Tomás Urtusástegui.

Sobre todo, alumnos de varias generaciones se volcaron para expresar su gratitud pues, como escribió Róger Aguilar: Alicia vive en el pueblo al que ella convocó para su teatro campesino, y vive en nosotros, sus camaradas.

Otro de sus compañeros de camino, Izrael Moreno, señaló que la maestra le enseñó a amar el teatro y la enseñanza: “su legado vive conmigo y con los estudiantes que formó con pasión y alegría, como ella me enseñó. Descansa en paz, Malila, te voy a llevar y recordar siempre en las aulas y en los escenarios”.

Marisol Cerino Castro apuntó que muchos de sus estudiantes hoy somos lo que somos gracias a esa maravillosa experiencia vivida en el teatro.

En particular, muchos pueblos tienen bastante que agradecerle, y Oxolotan (Tabasco) es uno de ellos. Gracias por todo el arte que sin esperar pago alguno brindó a muchos, escribió Santa Mazariego Sosa.

Isaías Hernández Isidro también agradeció a su maestra por tu sabiduría sembrada en nosotros tus alumnos; gracias a ti somos personas de bien, mientras Jorge Fichtl se congratuló de haber tenido la oportunidad de vivir algunas de las puestas en escena del LTCI, esos momentos de realismo mágico, de pura belleza, tierra y sangre.

En las páginas de La Jornada quedan las reseñas de esos momentos ahora históricos, como el ocurrido en Tucta, Tabasco, a finales de julio de 1994, cuando recién nacía el LTCI: “Las aguas del río Grijalva traen el murmullo de las náyades, ninfas de rostros morenos y cabellos oscuros que llenan la noche con la voz chontal Chanli’, y el viento la mezcla con el grito maya Ba’aldzan. Entonces, de entre los árboles, las doncellas cambian su rostro, los hombres vuelan y la noche cálida se nombra: teatro.

“Tucta, el pueblo de los tambores, es el gran escenario donde los jóvenes egresados de la segunda generación de maestros y trabajadores del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena presentan sus exámenes de tesis. Seguros, dinámicos, místicos, se entregan a los textos de Anton Chéjov, Emilio Carballido, Elena Garro, Rodolfo Usigli, Federico García Lorca, Artistófanes y William Shakespeare, y los convierten en representaciones de su vida cotidiana.

Así, Macbeth se transforma en Victoriano, quien habla de los vicios del poder, la falta de libertad, la represión en un nada imaginario país llamado México. Escrita por alumnos del LTCI de Tabasco y de Yoreme, Sinaloa, la puesta en escena impresiona al público por la perfecta complicidad del actor principal: la naturaleza, disfrazada de cementerio, que presta sus árboles más grandes para esconder a dos jinetes y desnuda sin pudor el cielo para que ninguna estrella deje de brillar.