Opinión
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Infancia y Sociedad

Amor y cortejo

S

obre la mujer, lo más hermoso que se ha escrito y las máximas obras de arte son de autoría masculina. Quizá por eso no me disgusta la mirada de los hombres. Me gustan los piropos y las sonrisas dulces. La historia de mis amores está llena de rosas rojas, serenatas bajo el balcón, declaraciones y poemas románticos.

También por eso me entusiasmó y me pareció oportuno el manifiesto de 100 destacadas mujeres francesas, con ellas la actriz Catherine Deneuve, sobre el derecho de los hombres a importunar: a llamar la atención con palabras y miradas que halagan. Es obvio que violadores, acosadores nefastos y feminicidas están fuera de esta reivindicación del cortejo y la galantería masculina, por ello también Deneuve se disculpó con víctimas de ese tipo de violencia.

Hay que considerar que en la naturaleza el cortejo de los machos ha sido estudiado por la etología, la paleontología, la sicología y otras ciencias. Se podrían escribir varios tratados sobre el tema. Existen rituales hermosos y sorprendentes de muchos animales en la conquista de su hembra.

Aquí interesa destacar que el cortejo es un conjunto de conductas instintivas que se presentan en ritual previo y necesario al apareamiento, en las especies de animales vertebrados y de algunos invertebrados, como los artrópodos. Es de suponerse que también en humanos, aunque culturalmente influenciado, el cortejo es instintivo y necesario.

Entonces conviene no extralimitar los efectos de las denuncias femeninas para evitar que castren la libre expresión de los hombres que no buscan hacer daño. Ellos intentan, casi siempre, acercamientos saludables y finalmente amor, que es la mejor emoción que tenemos a nuestro alcance. Hay que rechazar las generalizaciones, los puritanismos y las cacerías de brujas, como han señalado esas mujeres francesas: “No nos reconocemos –escribieron en su publicación del periódico Le Monde– en ese feminismo que, más allá de la denuncia de abusos de poder, toma rostro de odio hacia los hombres y la sexualidad (...) aquellas que hemos elegido tener hijos creemos que es mejor criar a nuestras hijas para que estén informadas y sepan vivir sin intimidación ni culpabilidad”.

En México, la cantidad de feminicidios duele y horroriza, pero también la cantidad de crímenes contra niños y hombres. Toda esta violencia expresa la decadencia capitalista mundial y nacional que degrada lo humano. La tarea urgente es combatir la impunidad y, mientras tanto, educar al niño y a la niña; promover que las mujeres, especialmente las más jóvenes, sepan protegerse y defenderse. ¿Clases de karate? Sí, públicas y gratuitas.

¿Y las de ballet? También.