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Mauricio Toledo, El Tomate
¡T

e vas a morir!, gritó el diputado Mauricio Toledo al ingeniero-arquitecto Francisco González Gómez, el 8 de junio de 2010. Iba acompañado de su papá, Nelson Toledo, y de dos guaruras. Los cuatro rodearon a Francisco y lo jalonearon.

El ingeniero González Gómez era presidente del comité delegacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Coyoacán. Ese día se encontraba en las oficinas del partido al frente de los trabajos de afiliación y refrendo, cuando algunos seguidores de Toledo se quejaron de que no habían alcanzado ficha para inscribirse. A los pocos minutos, el legislador perredista, rabioso y con el rostro enrojecido –no en balde desde su juventud se ganó el apodo de El Tomate– llegó al local dando puñetazos, empujones y profiriendo amenazas de muerte.

Francisco González presentó una denuncia legal contra el legislador en las instancias correspondientes. Topó con pared. Además de ser diputado federal, Toledo era parte de los chuchos y protegido de Marcelo Ebrard, en ese momento jefe de Gobierno del DF. Obsesionado por debilitar a René Bejarano a como diera lugar, Ebrard apoyó con todo a El Tomate para que desmantelara a Izquierda Democrática Nacional (IDN) en su bastión de Coyoacán. Su fuero y apoyos políticos en las alturas lo hicieron intocable.

El caso del ingeniero González es apenas una raya más en el tigre de la violencia a la que Mauricio Toledo recurre regularmente para enfrentar a sus enemigos. Más que un hecho accidental, las agresiones físicas y la intimidación son parte de su forma usual de operar. Cuenta para ello con el respaldo de Los Buitres, grupo de choque surgido en Los Pedregales, que lo mismo amedrenta con absoluta impunidad a vecinos de Santo Domingo opuestos a la instalación de gas natural por parte de la trasnacional española Fenosa, que agrede mítines electorales de Morena en Coyoacán.

El parecido de Toledo con el pato gigantesco Baby Huey, personaje de una antigua caricatura célebre por sus desaciertos, le valió el apodo juvenil de Jiui. Pícaro, Jiui resguarda su territorio echando mano de todas las mañas posibles. El 22 de marzo pasado, en la colonia CTM Culhuacán, llevó a Liliana Lago, una célebre vedette mejor conocida como La Nacha Plus, a un acto partidario, para que escenificara un show erótico.

Seguidor de la máxima del general Álvaro Obregón de que nadie aguanta un cañonazo de 50 mil pesos, Toledo ha sido también bautizado –como lo recordó Rayuela el pasado 5 de enero– como El Señor de las cajas de zapatos por su vocación de comprar voluntades con pagos en efectivo. Por supuesto, la tarifa ha cambiado con el paso de los años. Para que desistiera de ser jefe delegacional, El Tomate llegó a ofrecer a un distinguido intelectual un disparo de un millón, acompañado de amenazas.

Mauricio Toledo ha modificado el lema del PRD de ¡Democracia ya, patria para todos!, al más pragmático ¡Democracia ya, chamba para todos! Es que, parafraseando a Felipe II, de él puede decirse que en sus nóminas no se pone el sol (azteca). Tampoco en la permuta de votos por tinacos, despensas y becas.

Nacido en 1980, Jiui se ha inventado una historia personal a modo, para venderse como un dirigente de izquierda moderna, con un intachable pasado de lucha social. Ese relato cuenta que es hijo de refugiados chilenos, estudió en el CCH Sur y fue parte del movimiento estudiantil en rechazo al examen único de selección para bachillerato. También destaca que participó en una huelga de hambre durante 12 días frente a la SEP. Sin embargo, oculta que, en pleno ayuno, sus compañeros lo descubrieron comiendo a escondidas.

Según Nelson Toledo, su hijo pasó su infancia, estudió y comenzó su actividad política en la colonia Espartaco, en Coyoacán. Y, en 1994, con apenas 14 años, se afilió al PRD, reclutado por el el maestro Arroyo, dirigente histórico de ese asentamiento. Subió entonces como espuma. En 2006 fue diputado local, en 2009 diputado federal, en 2012 delegado, y desde 2015 es nuevamente legislador local por el distrito 32.

Tan precoz carrera ha estado aderezada por afortunados negocios. En 1997, durante la campaña electoral de Cuauhtémoc Cárdenas para la jefatura de Gobierno capitalina, fue acusado de quedarse con los recursos destinados a recompensar a los brigadistas voluntarios que él coordinó. Desde esa fecha, las denuncias de intentos de extorsión contra empresarios inmobiliarios y comerciantes, y de prácticas corruptas de sus allegados y de él mismo se acumulan una tras otra. Tan sólo entre el 17 de diciembre de 2012 y el 12 de mayo de 2016 están documentados 26 hechos delictivos de El Tomate, sus parientes y colaboradores.

Su meteórica trayectoria se ha caracterizado por el oportuno cambio de lealtades, casi tan variada como sus motes. De una breve y marginal adscripción al archipiélago de Rene Bejarano, saltó a Nueva Izquierda y de ahí, de la mano de su amigo y protector Héctor Serrano, a Vanguardia Progresista.

De su adscripción (y abyección) vanguardista da cuenta su discurso en la Asamblea Legislativa durante la presentación del último informe de labores del jefe de Gobierno. “Gracias al jefe de Gobierno y a Héctor Serrano –dijo emocionado–, que por cierto, señor secretario, le deseo lo mejor en el camino para seguir apoyando a Miguel Ángel Mancera rumbo a la Presidencia de la República… Quiero concluir diciendo, que a lo mejor en este recinto tenemos al próximo Presidente de la República de nuestro país”.

Mauricio Toledo no es un caso excepcional entre los dirigentes del PRD en Ciudad de México. Personajes como Leonel Luna, Víctor Hugo Lobo o Dione Anguiano están hechos con el mismo molde. También están fabricados con la misma madera candidatos de Morena a alcaldías como Francisco Chiguil (que tuvo que pedir licencia como jefe delegacional de Gustavo A. Madero como consecuencia de la tragedia del News Divine) o al ex panista Fadlala Akabani. De la manufactura de las huestes priístas que tienen como guía moral al prócer Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, mejor ni hablar.

Protegido por Miguel Ángel Mancera y Héctor Serrano, El Tomate sigue haciendo de las suyas. Impunidad es el nombre del juego. Esos son los hombres de Por México al Frente.

Twitter: @lhan55