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De cardenales y censos
D

urante las últimas semanas del año pasado, dos cardenales mexicanos, ex arzobispo de Guadalajara, el uno, y de México, el otro, fueron puestos de manera diferente en el banquillo de los acusados.

No quiero decir con ello que la justicia mexicana osara cuestionar alguna faceta de su conducta y los haya conminado a comparecer ante un juez…

Fue en cierta medida el llamado juicio de la historia. Claro está que esta disciplina no debería de atreverse a condenar a ningún personaje, por destacado que fuera. En todo caso, su papel es explicar su conducta en función de su presencia en el devenir social.

De cualquier manera, la gente no resiste la tentación de calificar a los famosos y, con frecuencia, hasta demeritarlos, en especial cuando han dejado ya la función o el cargo con el que sobresalieron.

Ambos cardenales, pues, resultan demasiado tentadores, en especial si no se recluyen con la mayor discreción y siguen andando por ahí dejándose ver y oír.

En política los dos casos más patéticos son Vicente Fox y Felipe Calderón… allá ellos. “Con su pan se lo coman…”

Hablando de cardenales, cabe recordar que, precisamente, del mencionado Fox se dice que en 2006 mandó felicitar a Juan Pablo II por el triunfo de los Cardenales de San Luis en la Serie Mundial…

La censura mayor que a los prelados han hecho recientemente, incluso muchos católicos, se debe a que el número de éstos se ha reducido sensiblemente en las partes de México cuya grey estuvo a cargo de Juan Sandoval Íñiguez y de Norberto Rivera Carrera.

El espléndido trabajo de Fátima Moneta Arce, en lo que se refiere a Ciudad de México, y de Cristina Gutiérrez Zúñiga y Reneé de la Torre, en Jalisco –estudiosas con acuciosidad de temas religiosos– muestra precisamente una severa disminución de quienes se consideran católicos.

En Guadalajara no ha habido respuesta oficial del episcopado, tal vez porque el sucesor de Sandoval no es muy su cuate, es un hombre discreto y ha tenido algunas fricciones con él. Pero en la Ciudad de México más valiera que lo hubieran dejado así en vez de culpar a los gobiernos sexuales y de izquierda ( La Jornada, 19 de diciembre.)

Lo que sí hacen las estudiosas de marras, como corresponde, es buscar explicaciones más serias y, tal parece, que una de las causas es, precisamente, la conducta de cada uno de tales prelados: sibarítica una y estentórea la otra, ha empujado a muchos feligreses a otras expresiones religiosas que en 10 años multiplicaron sus seguidores.

Una de ellas, quizá por encima de las demás, es la llamada Luz del Mundo, cuya central se encuentra en la colonia llamada La Hermosa Provincia, en plena ciudad de Guadalajara, y su feligresía también anda ya en casi 60 países del mundo.

Además de una imagen muy diferente de sus principales dirigentes, tales comunidades tienen una forma de ayuda a los correligionarios más desvalidos que resulta muy eficiente. Dicho de otra manera: las necesidades fundamentales del individuo quedan satisfechas cuando asumen plenamente alguno de estos credos.

Por otro lado, aunque no se diga mucho, resulta evidente que el grave tema de la pederastia de miembros del clero, que se ha desenmascarado recientemente, ha contribuido también sobremanera al éxodo. Y no puede decirse que tales príncipes de la Iglesia hayan al menos dado muestras de que dicha perversión entre los suyos les haya preocupado especialmente.