Sociedad y Justicia
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Hace tres años se acordó realizarlo, pero ha decaído el interés de la comunidad

El congreso del Politécnico está casi perdido, perciben estudiantes

Quienes encabezaron el movimiento en 2014 han egresado y mermó la representatividad de la AGP

El nuevo director, Mario Rodríguez Casas, dijo que lo materializaría, aunque aún no hay avances

 
Periódico La Jornada
Domingo 31 de diciembre de 2017, p. 29

El 5 de diciembre se cumplieron tres años de la aprobación del Congreso Nacional Politécnico (CNP). En 2014, la Asamblea General Politécnica (AGP) y el gobierno federal firmaron ocho acuerdos, uno de ellos con el fin de realizar un congreso refundacional para el Instituto Politécnico Nacional (IPN), que desde entonces está pendiente.

Las circunstancias han cambiado en el IPN desde que finalizó el movimiento estudiantil coordinado por la AGP en noviembre de ese año. Muchos de los estudiantes que encabezaron las protestas de 2014 han egresado, la participación de la comunidad politécnica en la AGP ha bajado notablemente. Además, el organismo creado para poner las bases del CNP, la Comisión Organizadora del Congreso Nacional Politécnico (COCNP), ha sido abandonada a lo largo del año por la mayoría de sus integrantes.

Pero quizás el cambio más no-torio e importante es el papel que los estudiantes tienen en el cum-plimiento de los acuerdos y en la organización del congreso.

En 2014 más de 50 mil jóvenes politécnicos participaron en manifestaciones en contra de una reforma al reglamento interno del instituto, consiguieron que el titular de la Secretaría de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, los atendiera en la calle, y un grupo ellos, en el que había desde adolescentes de bachillerato hasta alumnos de posgrado, se sentó a negociar con firmeza las exigencias del movimiento con representantes del gobierno federal. Pero tres años después sólo unos pocos jóvenes están al tanto de la celebración del CNP.

En efecto, el congreso está casi perdido, dice Donovan Garrido, quien ha sido representante de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) de Zacatenco ante la AGP des-de 2014, cuando era alumno de licenciatura. Ahora en el posgrado, observa que “la gente en el IPN no habla del congreso. Los únicos que siguen en ello son distintos grupos políticos dentro de las escuelas, que saben que es una oportunidad para reformar al Poli y para ganar posiciones dentro y fuera de él”.

La falta de interés y participación de la comunidad politécnica es el mayor peligro, dice Garrido, único representante de la AGP de 2014 que sigue en la organización. Las autoridades, el gobierno federal y la Dirección General saben que el congreso puede ser una oportunidad de hacer las reformas a las que nos opusimos en 2014. Ellos podrían usar el congreso para impulsar la imposición de un nuevo reglamento, la salida de las vocacionales del instituto u otras reformas.

Hugo Velasco, profesor de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB), del Casco de Santo Tomás, es miembro de la COCNP –integrada por estudiantes, académicos y trabajadores electos en sus escuelas–. En su opinión, se requieren tres condiciones para que el congreso sea viable: la primera es una reconfiguración de la AGP, para que sea un organismo de representatividad de toda la comunidad politécnica, porque, dice, para algunos sectores hoy es un espacio hermético.

La segunda es la reorganización de la COCNP, en la que hoy participan menos de 50 de sus 200 miembros originales. La tercera es un acercamiento de la comisión con el nuevo director del IPN, Mario Rodríguez Casas, para retomar la organización del congreso.

Velasco coincide en que la falta de interés de la comunidad en la organización del congre-so es un obstáculo enorme. Pero cree que con una iniciativa viable de transformación del IPN cabría esperar la reanimación de la participación estudiantil.

Si se realiza en 2018, el CNP, de acuerdo con algunos calendarios de la COCNP, se daría en el contexto de las elecciones presidenciales y esto quizá no sería conveniente; lo más adecuado sería esperar a que se realicen los comicios, consideró.

Al finalizar el movimiento de 2014, los estudiantes lanzaron un reto para el entonces recién nombrado director general, Enrique Fernández Fassnacht. “Señor director –le dijeron luego de la firma de los acuerdos–, tiene dos opciones: o se convierte en el hombre que hace historia como quien concilió y reunió en un congreso a la comunidad politécnica, o es el segundo director que no concluirá su periodo”. Fernández concluyó su periodo, pero el congreso no se celebró.

Su relevo, Rodríguez Casas ha declarado su voluntad de trabajar para que el CNP se materialice. Hasta ahora, sin embargo, ni los representantes de la AGP ni los de la COCNP consultados por este diario han dialogado con él.

Aun con el cambio de circunstancias respecto a 2014, Velasco y Garrido opinan por separado que vale la pena celebrar el congreso.

Hay muchas cosas que pueden cambiar en el IPN sin necesidad de llegar a la autonomía, que es algo que han planteado algunos grupos, dice Velasco.

Para Garrido sin participación e interés de la comunidad, quizás lo mejor sería que no haya congreso, porque se corre el riesgo de que se haga uno a modo para las autoridades o para grupos de interés, como el sindicato.

Pero si se logra renovar a la COCNP e involucrar a la comunidad en la organización del congreso, entonces cree que es pertinente llevarlo a cabo.