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La mayoría, de CA, se dedican al trabajo doméstico y agrícola

En el Soconusco, explotación y maltrato a indocumentadas
 
Periódico La Jornada
Domingo 31 de diciembre de 2017, p. 11

Miles de migrantes indocumentadas –la mayoría de ellas de origen centroamericano– son víctimas de explotación y malos tratos en Chiapas, particularmente en el trabajo doméstico y agrícola, en los que existe un ambiente naturalizado de violencia social, económica y de género.

El estudio Criminalización de mujeres migrantes, elaborado por la Universidad Iberoamericana y los centros de derechos humanos Miguel Agustín Pro Juárez y Fray Matías de Córdova, advierte que este fenómeno prevalece debido a que no hay ninguna política pública del gobierno mexicano para combatirlo.

Aunque el documento hace énfasis en la explotación de las migrantes en la industria del sexo y el entretenimiento, también analiza los agravios que sufre este sector al laborar de empleadas domésticas y cuidadoras, sobre todo en la región del Soconusco.

De acuerdo con el informe, la mayoría de las trabajadores internacionales sin documentos que se encuentran en Chiapas son originarias de Guatemala (66 por ciento), Honduras (11 por ciento) y El Salvador (6 por ciento) y suelen ser mujeres jóvenes y con pocos años de escolaridad acumulada.

Muchas de ellas son estigmatizadas por su condición migratoria irregular o por ser pobres e indígenas, y enfrentan una condición de extrema vulnerabilidad en todos los ámbitos, incluido el laboral.

La mitad son menores de edad

La mayoría de las migrantes que se desempeñan como empleadas domésticas o cuidadoras, de acuerdo con el estudio, son indígenas de Guatemala –específicamente de la etnia mam–, de las cuales 51 por ciento son menores de edad, con escolaridad promedio de segundo año de preparatoria.

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En la vieja estación de tren de Lechería, estado de México, Emeteria Martínez, de 70 años, muestra un retrato de su hija Ada Marlén, madre soltera que hace 10 años salió de su país hacia Estados Unidos a fin de encontrar un trabajo para mantener a sus dos hijos. Desde entonces no sabe nada de ellaFoto Alfredo Domínguez

De igual forma, se documentó que ganan entre 800 y mil pesos mensuales, sin tener un contrato formal con sus empleadores, con una serie de tareas poco claras que se incrementan conforme pasa el tiempo y con horarios de trabajo extenuantes que van de 12 a 16 horas diarias y sin días de descanso o sólo los domingos.

Otros abusos que enfrentan de manera cotidiana son regaños y maltratos constantes por no hablar bien español o por su manera de vestir, ausencia de espacios adecuados para vivir, despidos injustificados sin de compensación (muchas veces con falsas acusaciones de robo), abuso sexual y físico, encierro y ausencia de prestaciones básicas.

En lo que se refiere a las migrantes que se desempeñan como trabajadoras agrícolas en Chiapas, el reporte señala que miles de ellas son empleadas en la fumigación de plantaciones de café, plátano y mango, entre otras, y tienen edad promedio de 26.5 años.

Muchas otras laboran en el corte de café, la limpieza, el abono y la selección de frutas, y perciben un sueldo diario de 60 a 75 pesos. Las migrantes se ven obligadas a dormir en sitios denominados galleras, que son camas de tablas, cartón y sacos donde se almacenan granos.

La mayoría de quienes trabajan en la producción y cosecha de papaya, plátano, tabaco, palma africana, soya y sorgo son guatemaltecas, hondureñas y salvadoreñas, sin contratos ni acceso a servicios de salud. Por dichas actividades ganan un promedio de 600 a 700 pesos, que se les pagan cada dos semanas.