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El pesista lo consiguió con poco apoyo y espera recuperar las becas rumbo a Tokio 2020

Lino Montes respondió a las críticas con el subcampeonato mundial que conquistó
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Lino Montes, durante su competencia en Londres 2012, cita en la cual finalizó en sexto lugarFoto Jam Media
 
Periódico La Jornada
Martes 19 de diciembre de 2017, p. a12

Voy a demostrar que no estoy viejo y tengo mucho que dar, eran las palabras que constantemente se repitió Lino Montes para alcanzar este año la medalla de plata mundial en levantamiento de pesas, resultado que con poco apoyo conseguimos en Estados Unidos, en la categoría de 62 kilogramos, en la cual México ganó tres preseas, con los bronces de Antonio Vázquez y Tania Mascorro.

A menos de un mes de su logro, el subcampeón del mundo disfruta con su familia y sus dos pequeños hijos el resultado de Anaheim. Tenía en puerta el siguiente compromiso; estuvo concentrado en el Centro Nacional de Alto Rendimiento una semana y viajó en autobús a San Luis Potosí para el primer selectivo de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018 a confirmar lugar y marca con otro segundo sitio. Retornó satisfecho a Mérida con el deber cumplido.

El yucateco, de 28 años, en entrevista con La Jornada, se sincera tras un ciclo de altibajos, pues se le dificultó mucho regresar al nivel que tenía, no porque él haya querido, sino por los obstáculos que tuvo durante el proceso para asistir a la justa olímpica de Río de Janeiro 2016, que detonaron en su entorno ante el anhelo de mejorar o alcanzar el podio no conseguido en Londres 2012, cita en la que finalizó en el sexto lugar, cuando competía en la división de 56 kilos.

Me pegó muchísimo, me deprimió y me vine abajo. Fue una etapa dura con una federación que nunca me ha dado la mano. Entrenaba solo, dice Lino, a quien han tachado de ser indisciplinado y ha padecido represalias este año con dos torneos a los que no fue convocado –el Panamericano de Miami y el Centroamericano de Guatemala–, porque la comisión técnica decidió dar esa oportunidad a los jóvenes, previo al Mundial de Anaheim.

Prefiere reír y no enojarse por todo lo que dicen de él; soy rebelde y lo que pasa es que no me he callado y no me gustan las injusticias, explica el halterista, agradecido con el entrenador David Carrillo, quien fue la única persona que le dio confianza para ganar esa presea de plata mundial.

Señala que no guarda rencor. Lo que decían de mí me ayudó a salir adelante y esta medalla es la respuesta de que estaban equivocados. Las pesas, resalta, “es como una adicción, vas ganando y quieres más. Ahora quiero ser campeón del mundo, ser el primer hombre en dar una presea histórica.

No tenemos apoyos y espero recuperar mis becas del Compromiso Integral de México con sus Atletas y del estado, porque tocamos puertas y nada. Las pesas no son como el futbol o el beisbol, pero si con poco respaldo soy subcampeón mundial, ojalá que con este resultado sea tomado en cuenta para lo que trabajaremos rumbo a Tokio 2020, esa es la mira, comenta Montes, quien después de su logro se siente como de 15 años, y estalla en carcajadas.