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Familiares demandan que se investiguen irregularidades en aeropuerto y en escuela

Hallan avioneta y dos cuerpos en Iguala
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Los restos de la avioneta tipo Cessna matrícula XB-MNB y de sus dos tripulantes fueron localizados ayer en inmediaciones del poblado de Zacacoyuca, municipio de Iguala, Guerrero. La aeronave desapareció el 8 de diciembreFoto especial para La Jornada
Corresponsales
Periódico La Jornada
Viernes 15 de diciembre de 2017, p. 30

Chilpancingo, Gro.

Rescatistas localizaron ayer en el municipio de Iguala los cuerpos de los dos tripulantes de la avioneta tipo Cessna matrícula XB-MNB que desapareció el viernes pasado tras despegar en Morelos, informó Roberto Álvarez Heredia, vocero del Grupo de Coordinación Guerrero.

En un comunicado de prensa, el funcionario recordó que el sábado pasado, cuando reportó la desaparición de la aeronave y sus dos ocupantes, elementos del Ejército, policías de los tres niveles de gobierno y elementos de la Secretaría de Protección Civil iniciaron la búsqueda en Taxco.

El aparato fue avistado en las inmediaciones de una pista de Zacacoyuca, muy cerca de la ciudad de Iguala. Especialistas de la Fiscalía General del Estado realizaron peritajes y el Servicio Médico Forense levantó los cuerpos.

Se informó que la avioneta y el cuerpo de uno de los tripulantes, que se encontraba dentro, quedaron calcinados. La institución anunció que investigará las causas del percance e informará del resultado a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

Los dos pilotos vivían en la Ciudad de México. Mario Alberto Núñez, de 34 años de edad, era desde hacía meses instructor de la escuela de aviación Aeropacífico, con sede en el aeropuerto Mariano Matamoros, en las inmediaciones de Cuernavaca y Temixco.

Familiares de los dos tripulantes se trasladaron a Iguala para recibir los cuerpos, informó Aranza Avara Vázquez, de 31 años, pareja de Mario.

Entre sollozos, Aranza recuerda que Mario era hermoso, quería mucho a mi hijo. Éramos una familia hermosa.

Francisco Javier González Zurita, de 20 años de edad y estudiante de la escuela de aviación, necesitaba 40 horas de vuelo para recibirse de piloto comercial, pues sólo tenía la licencia de piloto privado, explicó su padre, Francisco Javier González Vargas.

Dijo que su hijo y el instructor hicieron un vuelo visual, por lo que no había coordenadas ni guía de la trayectoria, lo que hizo más difícil la localización del aparato.

Desde que se perdió la avioneta, Raúl Núñez, padre de Mario, y González Vargas, papá del alumno, permanecían en la sala de espera del aeropuerto Mariano Matamoros en espera de noticias. Allí se enteraron de que la pista no cuenta con radar y la torre de control no funciona adecuadamente. Pidieron investigar estas irregularidades y a la escuela dueña del aparato.