Sociedad y Justicia
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A pesar de los esfuerzos el empleo asalariado para menores no ha desaparecido

Niños de jornaleros agrícolas aportan 41% del ingreso familiar

Son evidentes los abusos que los pequeños enfrentan en las faenas del campo

El Unicef indica que casi la mitad de trabajadores son indígenas migrantes

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La violación de derechos fundamentales es la constante que sufren muchos menores jornaleros, aquí en Navolato, Sinaloa, que se ven obligados a trabajar en condiciones lamentablesFoto Leo Espinoza
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de diciembre de 2017, p. 35

Los hijos de los jornaleros agrícolas conforman un grupo especialmente vulnerable. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) calcula que 44 por ciento de los hogares de estos trabajadores cuenta con al menos una niña o un niño que labora en esta actividad y sus ingresos representan alrededor de 41 por ciento del total familiar.

La Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas señaló que el trabajo infantil agrícola es una realidad en México, pese a las reformas legislativas que se han emprendido para evitarlo.

Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, el trabajo infantil agrícola pasó a tener 3 millones 832 mil niñas y niños en esas labores en 2007 y a 319 mil 45 en 2015. Las cifras indican que hay 3 millones de jornaleros agrícolas en el país, que sumado a su familia alcanzan los 12 millones de personas asociadas al trabajo asalariado en la agricultura, entre ellos los menores.

La red documentó una serie de casos de abusos contra jornaleros agrícolas y sus hijos en distintos puntos del país. Entre ellos destaca el caso de la pequeña Abigail Guadalupe: sus padres, originarios de Nahum de Chiepetepec, en Tlapa de Comonfort, Guerrero, dejaron su comunidad para incorporarse al trabajo agrícola en el campo Serrucho, en Navolato, Sinaloa.

Abigail nació a los siete meses de gestación, el 4 de marzo de 2017, en las galeras del Serrucho. Las condiciones complicaron el traslado de su madre al hospital cuando empezó la labor de parto, y tuvo que esperar horas para ser atendida. A pesar de eso la recién nacida fue enviada al Hospital General de Culiacán, donde estuvo internada y en incubadora por dos meses.

El 22 de mayo obtuvo su alta porque aparentemente estaba sana, pero la madrugada del 6 de junio, en las galeras del campo, la niña presentó complicaciones para respirar. Cuando pudieron llegar a un servicio médico la pequeña había fallecido por bronconeumonía. Los padres no recibieron apoyo de la empresa agrícola para trasladar el cuerpo hasta su comunidad de origen; por el contrario, sugirieron que la enterraran en Sinaloa. Al negarse la familia tuvo que conseguir recursos por cuenta propia.

El Unicef alertó que 44.9 por ciento de las familias jornaleras en las que está presente el trabajo infantil son indígenas. La migración supone para ellos un cambio radical en sus costumbres, cultura e idioma.

Subrayó que el problema estructural de trabajo infantil agrícola no se resuelve con la prohibición del ingreso de los menores a los campos. Mientras no se dignifiquen las condiciones laborales y el salario de sus padres, y en la medida en que las autoridades no se ocupen de entender y atender los problemas que enfrenta este sector, la prohibición es insuficiente y sólo ha agudizado la situación precaria de las familias jornaleras y las expone a recurrir a otro tipo de mecanismos para asegurar la subsistencia en sus lugares de origen y destino.

Una de las recomendaciones de la red es que se elaboren políticas públicas, junto con las organizaciones civiles y los jornaleros, para que prevengan la explotación laboral, la trata de personas y el trabajo o servicios forzados, con especial atención en los grupos más vulnerables, como son menores y mujeres.