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Gran respuesta del público a atletas nacionales y extranjeros en el Juan de la Barrera

Acapara la gimnasta rumana Catalina Ponor la admiración de niñas mexicanas
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Catalina Ponor, de 30 años, se retirará en el Abierto de Gimnasia realizado en México este fin de semanaFoto Juan Manuel Vázquez
 
Periódico La Jornada
Domingo 26 de noviembre de 2017, p. a11

Nadia Comaneci era una niña de 14 años cuando en Montreal 1976 consiguió la primera actuación perfecta en gimnasia artística. La pequeña rumana convirtió en deporte de masas una disciplina que sólo atrae la mirada del gran público cada cuatro años, cuando se celebran los Juegos Olímpicos.

Ayer, en el Abierto de Gimnasia en el Juan de la Barrera, esta disciplina de gran plasticidad y asombro acrobático convocó a una audiencia entusiasta, y enterada, que fue muestra de que tiene sus seguidores fieles que hacen de éste un deporte vivo y apasionante.

Otra rumana, Catalina Ponor, arrancó gritos de niñas y jovencitas, todavía predominantes en esta disciplina, al menos en su etapa inicial.

Ponor, a los 30 años, anunció su retiro, y las jóvenes la ven como una referencia a seguir, con sus cinco medallas olímpicas. No es Comaneci, pero apenas la nombraron y salió a escena, un ensordecedor grito estremeció el gimnasio.

Vamos, Catalina, gritaron voces infantiles. Y la rumana hizo sólo una primera prueba de salto precisa, impresionante y cuyo final fue un aterrizaje impecable y filoso, como una daga que cae en la tierra.

Hubo pruebas de aparatos y piso en los que participaron atletas de nueve países. Compitieron todos contra todos. Se presentaron campeones mundiales, europeos, panamericanos. Sin duda, mucha calidad, aunque en este tipo de torneos la lógica dominante es de exhibición; por eso los gimnastas los disfrutan tanto.

Por eso el ánimo también, tanto de gimnastas como de público, era festivo. La ucrania Valeria Yarmolenko aterrizó de bruces en su turno en las barras y la gente se unió en un sí se puede, como si se tratara de una competidora mexicana.

Los mexicanos entonces no pudieron sentirse más abrigados ante estas jóvenes que adoran la gimnasia y se imaginan ellas mismas en el centro de la competencia. Jorge Íñigo en arzones y Victoria Mata en las barras fueron aplaudidos como si hubieran subido al podio olímpico.

Lo mismo ocurrió con el medallista cubano Manrique Larduet y su compatriota Yesenia Saskia, ovacionados igual que a los deportistas locales.

Nada tuvo desperdicio, ni las pruebas más atléticas ni las más plásticas, pues cumplieron con su cuota de exhibición y sorpresa.

Entre todas, Ponor parecía la más emocionada. No salía de su concentración, pero no olvidaba que se estaba despidiendo. Aunque Simone Biles es la gimnasta más admirada por las niñas, según cuenta la propietaria de una academia, Ponor provoca algo. Una rumana, otra vez, hizo suspirar a las niñas mexicanas.

Este domingo habrá una gala en el mismo gimnasio Juan de la Barrera.