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México SA

Saqueo y grandes contribuyentes

¿Reforma eminentemente social?

SHCP: evasión fiscal legalizada

N

o hay dinero para la reconstrucción de las zonas devastadas por los sismos de septiembre pasado, pero qué tal la abundancia para los grandes contribuyentes –que en los hechos son micro contribuyentes, en el mejor de los casos–, quienes año tras año obtienen cantidades verdaderamente espectaculares por devolución de impuestos, en una suerte de evasión fiscal legalizada.

Cómo olvidar el mágico discurso del entonces ministro del (d) año, Luis Videgaray, cuando, a propuesta del gobierno peñanietista, el Congreso aprobó (2014) una reforma fiscal cuyo alcance era, según decía, eminentemente social, con cambios justos y equitativos, y apegada a los principios de proporcionalidad de nuestra Constitución.

Se trataba, presumía, de una reforma tributaria para que paguen más quienes ganan más, amén de que los recursos captados se destinarían a renglones como la educación (que está en el suelo), el seguro de desempleo (inexistente, a la fecha) y la pensión universal (2 mil pesitos y pico, si bien va, y sólo para cuatro de cada 10 mexicanos), y se obtendrían de eliminar privilegios, cerrar las oportunidades de evasión y pedir un mayor esfuerzo a quienes realmente lo pueden hacer, que son principalmente los grandes contribuyentes.

Pues bien, sirva lo anterior para entender en su exacta dimensión el más reciente informe de la Auditoría Superior de la Federación (ASF): entre 2013 y 2016, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) otorgó devoluciones por IVA e ISR por un billón 345 mil millones de pesos, beneficios que se concentraron (74 por ciento, igual a 995 mil millones) en grandes contribuyentes en las industrias automotriz, refinación de metales y maquiladoras (La Jornada, Enrique Méndez).

La información publicada en nuestro diario agrega: sólo en 2016 se devolvieron 257 mil 674 millones de pesos que beneficiaron a 2 mil 18 grandes contribuyentes, pero sólo 15 (de ellos) concentraron 104 mil 263 millones. Además, recibieron ese monto de manera más ágil (de 10 a 20 días hábiles). Otros 8 mil 168 millones corresponden a condonaciones, de los cuales 5 mil 14 millones, 70.3 por ciento, se concentraron en nueve grandes contribuyentes (por secreto fiscal la ASF no puede dar el nombre de los beneficiarios de esta evasión legalizada).

La ASF detalla que de los grandes contribuyentes, el sector económico de industrias manufactureras (el mimado del gobierno en el marco del TLCAN) fue el que más se benefició con las devoluciones, al concentrar 66.8 por ciento del total. En este sector se encuentran las industrias: automotriz, de refinación de metales y maquiladoras, entre otras. Obtienen saldos a favor del IVA, debido a la mecánica de determinación del impuesto y a las actividades económicas que realizan, que son gravadas a la tasa cero por ciento, como son las exportaciones de bie- nes y servicios, la enajenación de productos destinados a la alimentación, el oro y medicinas de patente, en virtud de que no se generan impuestos a cargo y, en contraste, el contribuyente tiene el derecho de acreditar el IVA que le trasladan; con este procedimiento se obtienen saldos a favor que son solicitados en devolución.

Entonces, ¿qué tal la justicia, equidad y alcance eminentemente social de la reforma fiscal –apegada a los principios de proporcionalidad de nuestra Constitución– promovida por el primer ministro del (d)año (el otro es José Antonio Meade) y aprobada sin chistar por el Congreso, con el objetivo de que paguen más quienes ganan más y eliminar privilegios, cerrar las oportunidades de evasión y pedir un mayor esfuerzo a quienes realmente lo pueden hacer, que son principalmente los grandes contribuyentes?

Lo anterior sin olvidar que no pasa día sin que los causantes de a pie sean presionados con recordatorios, exhortos, requerimientos, multas y conexos que el mismo Servicio de Administración Tributaria les envía con la misma velocidad, pero sin tanta cortesía, con la que devuelve multimillonarios impuestos a los grandes contribuyentes, es decir, a quienes como ganan más, pagan más.

Reforma tras reforma, año tras año, es la misma historia y denuncia: las arcas nacionales se vacían (si es que alguna vez se llenaron) para devolver cantidades exorbitantes a un reducido grupo de grandes contribuyentes (de por sí con enormes beneficios tributarios), mientras los causantes de a pie deben hacer frente a la consigna gubernamental: pagas o te embargo (si tienen con qué es lo de menos).

No es novedad, cierto es: se reforma todo para joder mucho más a los mexicanos de a pie y beneficiar, aún más, a los de hasta arriba. Para dar una idea de qué se trata, retomo algunos pasajes temáticos publicados años atrás en México SA.

De acuerdo con la ASF, en el periodo 2001-2005 (con Fox en Los Pinos) el gobierno federal transfirió casi un billón 200 mil millones de pesos en impuestos al gran capital privado que opera en el país. En el sexenio del cambio el SAT pagó al sector empresarial 679 mil 691 millones de pesos por concepto de devolución de impuestos (216 por ciento más que la inversión privada en el mismo lapso) y la Secretaría de Hacienda benefició con créditos fiscales al sector productivo con 495 mil 807 millones de pesos. El saldo de 2001 a 2005 pasó de 27.9 a 35.1 por ciento de los ingresos ordinarios del gobierno federal.

Como inquilino de Los Pinos Felipe Calderón aprobó un acuerdo (JG-SAT-IE-3-2007) para condonar, total o parcialmente, créditos fiscales por 500 mil millones de pesos, en su mayoría concedidos a grandes contribuyentes. Tres bancos concentraron 28 mil 623 millones de pesos, y sólo uno de ellos 24 mil 918 millones; en el ramo de la construcción, 14 empresas adeudaban 9 mil 881 millones, y las obligaciones de tres de ellas equivalían a 40.7 por ciento del total. Aparecían 11 ingenios azucareros, dos empresas de transportes, un hospital de especialidades, cuatro clubes de futbol, una compañía editorial, dos cadenas televisivas y un partido político.

Las rebanadas del pastel

Pero tranquilos: Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray y el Congreso promovieron los primeros y aprobó el segundo una reforma fiscal con un alcance eminentemente social y, sobre todo, justa.

Twitter: @cafevega