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La agrupación de jazz latino presentará hoy su primer disco en el Cenart, a las 19 horas

Escuchar al otro para crear música es un acto de amor, asegura Selvanegra
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Imagen parcial de la portada del álbum que fusiona música folclórica con el género de la síncopa. El arte es de Ernesto Casas
 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de octubre de 2017, p. 8

En la música, lo importante no es aprender a tocar, sino escuchar: Tejer desde lo que escuchas y abrirte en todas las dimensiones.

Afirma lo anterior Vania Ortiz Muñoz, socióloga de 24 años, que descubrió en la expresión sonora la traducción de los ciclos de la naturaleza.

Luego de alimentarse desde niña de partículas acústicas de canciones tradicionales mexicanas, el jazz y en toda pieza que le dejara algo, tiene su primera concepción: Selvanegra, disco que también da nombre al sexteto de jazz que lidera y que hoy actuará de forma gratuita en el Centro Nacional de las Artes (Cenart) a las 19 horas.

Selvanegra hace jazz latino e incorpora elementos de música tradicional del sur del país.

Apertura espiritual

Para la cantautora Vania, egresada de la Escuela Nacional de Música, el amor, esencial en su producción, se refleja en una resistencia ante el impulso de la destrucción y violencia que se vive en una urbe como Ciudad de México.

Esa energía, agrega, igual se siente en Selvanegra, cuando compartes un espacio sonoro con otros que también se están abriendo a nivel espiritual... Escuchar al otro para crear es un acto de amor; sobre todo en esta metrópoli en la que nadie quiere escuchar a nadie.

Pero también, asegura, es parte del reconocimiento del uno con el otro. Ese que se da en las sesiones jam, características del jazz.

Por eso ama la esencia improvizadora del género de la síncopa, porque la conduce a esos sonidos híbridos que, por cierto, se pueden escuchar en la placa de Selvanegra, y que fueron grabados en tres o cuatro tomas (sesiones).

Revela que el jazz la llamó porque es “un lenguaje abierto en el que todos pueden decir algo desde su lugar, desde su cultura... es amigable y generoso. Pero también se permeó de sonoridades como las del son jarocho, así como la tradicional de Oaxaca, que para ella era envolvente. Luego entendí por qué: encontré colores y texturas.

Cuenta que siempre sintió fascinación por la música folclórica mexicana, porque, dice, soy una obsesiva de la poesía que ahí pernocta, la cual logró conmoverme en niveles que no entendía desde que era niña.

Hay otro pilar en su formación artística: el silencio, espacio para “pensar, sentir y escuchar…”

Confiesa que desde que empezó a estudiar música es algo que busca cada vez más y que la ha hecho pensar, por otra parte, que el sonido es un fenómeno físico que traspasa lo sonoro. Es algo más de lo que pueden percibir mis oídos o mi cuerpo, parte de la naturaleza.

Sobre ésta considera que ahora “hay una visión new age de que todo es armonioso y bonito; sin embargo, la naturaleza tiene momentos de creación, pero también de destrucción y muerte, y hay que entender eso. Mi cuerpo es la herramienta para expresarla, porque cuando canto dejo de tener el control de mí; me suelto y en ese momento sale algo más. Es como estar poseído, como ser un chamán. Al final, la música es un ritual para convocar”.

Con Selvanegra espera invitar al rito para que escuchen los colores que estamos creando y que imaginen cosas.

Selvanegra se presentará en el Cenart, sito en Río Churubusco 79, colonia Country Club.