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La unidad nos da poder
L

a lucha de clases es un proceso interminable y se manifiesta cada vez con más claridad en la sociedad cuando se agudizan los conflictos económicos derivados de la competencia, pero también de la ambición y la avaricia desmedidas. Hoy los trabajadores están enfrentando un ataque como nunca antes había sucedido y no es el momento para ignorarlo ni para desarrollar sus actividades de manera normal. Durante mucho tiempo han estado a la defensiva, pero la situación actual requiere replantearse y analizar qué merecen en esta vida y cuál es la visión sobre su futuro.

De ahí que durante la 28 Convención Constitucional de la AFL-CIO (Federación Estadunidense del Trabajo-Congreso de Organizaciones Industriales), la más poderosa de Estados Unidos, con más de 13 millones de trabajadores afiliados, celebrada esta semana en San Luis, Misuri, se reafirmó que cada uno tiene derecho a una participación justa y a una posición segura, con un trabajo decente y elevados salarios y prestaciones. Además, cada persona que presta sus servicios merece contar con la libertad para afiliarse a un sindicato y negociar una compensación digna por su trabajo. Y ésta precisamente es la columna vertebral del movimiento obrero.

En esta ocasión se seleccionó el lema de la convención como Unirse, pelear y ganar juntos, porque no hay nada mejor, y así lo manifestó el presidente de esta gran organización, Richard Trumka, ya que esta es la mejor oportunidad de arremangarse la camisa y trabajar juntos y unidos, con una gran fortaleza como la del acero. Una nueva visión de prosperidad es urgente y necesaria para que nadie se queda fuera de estos grandes objetivos, porque es la mejor manera de defenderse ante las amenazas e intimidaciones que suceden todos los días en contra de la clase trabajadora.

Con la presencia de los líderes más importantes de los sindicatos de Norteamérica, de algunos congresistas y senadores, así como de un número destacado de dirigentes internacionales que fuimos invitados a participar e intercambiar experiencias e impresiones sobre la situación actual, durante las reuniones se destacó que un nuevo sistema político y de gobierno se atravesó en el camino ascendente del sector laboral, que ha provocado confusión y temor entre la población. Este es uno de los temas centrales, así se afirmó durante la convención, que actualmente prevalecen en Estados Unidos y en muchos otros países del mundo entero.

El dilema es estar unidos o divididos, porque debe quedar claro que en éste, como en cualquier otro sector, la unidad da la fuerza y la fuerza el poder para enfrentar a los enemigos y obtener el triunfo de los ideales y de los objetivos políticos, económicos y sociales. Trumka afirmó que el sindicalismo es tan patriota como la bandera estadunidense o la Estatua de la Libertad, y ratificó que a un gobierno no se le puede llamar democrático cuando reprime los derechos de los trabajadores.

Este es el mejor tiempo para fortalecer el diálogo y mantener la comunicación entre todos los sindicatos de trabajadores, y así garantizar el poder de la contratación colectiva y de la libertad de asociación. Muchas veces se toman decisiones entre las personas que son correctas o equivocadas, pero todos debemos también darnos el tiempo de corregir, porque ser más fuertes es una alternativa. Fue emotivo escuchar el lema del sindicato de los bomberos, ahora que los fuegos desatados han destruido cientos de miles de hectáreas en Estados Unidos, y que establece lo siguiente: Cuando las cosas se ponen más difíciles, nosotros nos hacemos más fuertes.

Muchos de los temas analizados fueron expuestos en un seminario interno de discusión sobre las alternativas para construir más poder y solidaridad desde el lugar de trabajo hasta las cadenas de producción globales. Igualmente, se cuestionó si los tratados de libre comercio están muertos porque representan un proceso creciente de desigualdad y pérdida de soberanía, o bien, si existen otras estrategias para crear una globalización más justa que trascienda las fronteras.

Despertó gran interés la participación de líderes poderosos, como Leo Gerard, presidente internacional de los USW; James Hoffa, presidente de la Hermandad Internacional de los Transportistas (Teamsters); Guy Ryder, director general de la Organización Internacional del Trabajo, OIT; Sharan Burrow, secretaria general de la Confederación Sindical Internacional, CSI; Bob Martínez, presidente de la Asociación Internacional de Trabajadores Maquinistas y Aeroespaciales; Dennis Williams, presidente internacional del Sindicato de la Industria Automotriz; Randi Weingarten, presidenta de la Federación Estadunidense de Maestros, y de muchos otros dirigentes sindicales que durante cuatro días trabajamos intensamente en una agenda de solidaridad global, que seguramente se traducirá en nuevas estrategias de lucha unificada para alcanzar mayor justicia, equidad, respeto y dignidad.

La convención concluyó con un merecido reconocimiento y la relección de Richard Trumka por un periodo más de cuatro años al frente de la AFL-CIO, con una cena de honor y la ceremonia de entrega del prestigiado Premio Internacional 2017 George Meany-Lane Kirkland en Derechos Humanos a Han Sang-gyun, presidente de la Confederación de Sindicatos de Corea, el mismo galardón que tengo el honor de haber recibido durante la convención de 2011.