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El novelista presenta la quinta entrega de la saga del detective El Zurdo Mendieta

Los momentos de gozo compensan la agobiante realidad, dice Élmer Mendoza

Se trata de Asesinato en el parque Sinaloa, obra publicada por Random House

 
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de octubre de 2017, p. 4

El escritor Élmer Mendoza (Culiacán, 1949) a veces desearía mejor ser astronauta ante la agobiante creación de sus novelas, con historias del narco del norte del país. Sin embargo, hay otros momentos de gozo, es un equilibrio, afirma en entrevista el autor, quien llegó a la Ciudad de México para presentar su más reciente trabajo, Asesinato en el parque Sinaloa, novela publicada por Random House.

La realidad, responde, en efecto, ha superado la ficción. Uno de los principales representantes de la llamada narcoliteratura, Élmer Mendoza desde hace más de 10 años creó al detective Édgar El Zurdo Mendieta, quien abrió una ventana narrativa al acontecer en Sinaloa desde la novela Balas de plata (Tusquets, 2008).

Los estilos de hacer violencia tienen una evolución brutal. Cuando yo tenía 20 años se mataban a balazos. Pero ahora se decapitan, se despedazan, hay unos niveles de crueldad inconcebibles que están haciendo los delincuentes. Lo curioso es que los estudiosos sociales lo previeron desde los años 80 del siglo pasado: que los sucesores de los primeros jefes iban a ser mucho más crueles y es lo que ha estado ocurriendo, expone en una mañana dedicada a conversar con la prensa en una librería en el sur de la urbe.

El agobio también tiene que ver con el compromiso que siente como novelista, con sus obras en varias partes del mundo, que tratan de hacer una propuesta estética con el reto de sorprender.

Acto de lealtad

Con el cheque de su liquidación en la mano, El Zurdo Mendieta no tiene más remedio que volver al trabajo como un acto de lealtad para investigar el asesinato del hijo de su mentor.

No seré más policía ni investigador privado ni nada; es una profesión muy ingrata, dice el protagonista de la serie de novela negra creada por Mendoza, que aparece cansado de las balaceras, inseparable de una botella de whisky.

¿De cuántas novelas debe ser una saga?, ha preguntado el escritor. Nadie tiene una respuesta. Las que puedas, las que te dé la gana. Alguien más le recomendó que las que los lectores quieran, una vez que ya no se interesen por los libros, se agotó. Su editor inglés en cambio dice que en principio deberían ser seis, pues suele pasar algo alrededor de ese número.

Esta es la quinta, así que vamos a esperar, adelanta La Jornada. Aunque, enigmático, menciona que muy pronto puede dar una sorpresa con algo que no tiene que ver con El Zurdo.

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La novela policiaca posee siempre una cosa: cuando uno está terminando, ya tiene más o menos la idea de qué es lo que sigue; es inevitable, hay algo de adicción, opina Élmer MendozaFoto Jesús Villaseca

Desde Culiacán, el investigador se ha trasladado a Los Mochis para resolver este caso, donde el narco, la violencia, la corrupción y las veredas intrincadas del poder hacen la vida difícil.

La ciudad escenario de la narración fue detonante, cuenta. Está construida a la manera americana, con el puerto cercano de Topolobampo que me encanta y la bahía que es la más bella del mundo, de las que he visto. No tiene explicación de lo provocadora que es.

¿Su personaje ha madurado?, se le inquiere. Ha inmadurado más bien, contesta en ese tono afable que lo caracteriza, que ha inundado del lenguaje cotidiano del norte a su literatura. Y explica que ahora el detective tiene menos control sobre sus adicciones, pues sus problemas con el alcohol se han incrementado, pero su agudeza como investigador ha mejorado.

Ira e instinto de investigador

La saga policiaca sigue creciendo en su fama por un mundo donde prolifera la novela negra. “El Zurdo les cae muy bien, porque es inteligente, muy humano, muy de carne. Con arranques de ira, pero siempre prevalece su instinto de investigador. Y gusta que esté acompañado por una mujer”.

Este policía tiene que ser así, afirma. “Es como el perfil deseable de la policía, en la que queremos confiar y creer. Yo no les tengo miedo, me acerco y converso con ellos. La policía tiene que cambiar y el modelo del Zurdo puede ser un modelo aspiracional en ese sentido”.

Un gran parque en la ciudad como en su más reciente novela, el Bosque de Chapultepec, es donde Élmer Mendoza presentará su libro la noche de este miércoles, en la librería Porrúa. Me encanta. Es un lugar ligado a la historia de México y presentarlo ahí es muy especial. Además voy a estar con dos amigos muy queridos: Mónica Maristain y Eduardo Antonio Parra.

Ya en librerías el quinto episodio protagonizado por el detective Mendieta, surge la curiosidad por el mítico sexto, a lo que expone: La novela policiaca posee siempre una cosa: cuando uno está terminando, ya tiene más o menos la idea de qué es lo que sigue; es inevitable, hay algo de adicción. Así que, en efecto, ya hay algo en su mente y unas 20 páginas escritas, revela.

También, con la matriz inamovible de encontrar formas para sorprender a los lectores, y eso a veces tarda en aparecer. Uno tiene que estar siempre ahí. Y si no aparece es que uno no es novelista, tiene que dedicarse a otra cosa.