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El ex velocista y mutimedallista olímpico está de visita en el país

Mi mayor y única motivación fue ganar, dice el relámpago Usain Bolt
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Bolt está de gira con una casa relojera, con la que lleva a cabo un proyecto para apoyar la educación de la niñezFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de octubre de 2017, p. a15

El hombre que fue el viento, el jamaicano Usain Bolt, aún es el más rápido del mundo. Eso dice con una sonrisa de satisfacción que pareciera reflejar que acaba de cruzar la meta en alguna de las ocho veces que conquistó el oro olímpico.

No parece abrumado por el recuerdo todavía reciente de su última competencia, en el Mundial de Atletismo de Londres 2017, donde no sólo no pudo refrendar su título, sino que además se despidió tendido en la grama por una lesión que lo bajó a la condición de mortal.

Soy el más rápido del mundo, dice quien fue 11 veces campeón mundial; es un gran sentimiento ser el primero en cruzar la meta; como cuando eres niño y tu mamá te dice que quien llegue primero le toca el helado más grande.

Bolt, el hombre que corrió en menos de 10 segundos los 100 metros planos, está de visita en Ciudad de México. Vino con sus ocho medallas de oro olímpico en una gira con una casa relojera; el proyecto será hacer una pieza de relojería por cada uno de esos metales.

Todas las ganancias serán destinadas a la fundación del ex velocista jamaicano para apoyar la educación de niños. Está convencido –lo repite cada tanto– que sin educación en la niñez no hay futuro. Bolt mismo se recuerda como el niño jamaicano que creció en condiciones difíciles.

El atuendo ya no es el de las pistas, la licra ajustada con los colores de Jamaica ni los zapatos dorados. Lleva un traje negro elegante, pero la actitud es la misma que inmortalizó en cada una de sus carreras.

Mi mayor motivación, mi única motivación, fue ganar, dice Bolt; tenía un objetivo: ser tan bueno como Muhammad Ali, por eso traté de superarme en cada competencia.

El hombre que imponía marcas y se despidió derrotado como nadie podía imaginarlo, se nota más sereno. Está orgulloso de lo que hizo y ahora dice que si antes se divertía entrenando, hoy se entretiene guardando la compostura.

Mi mayor reto siempre fueron las lesiones; eso es lo más difícil: juegan con tus emociones y tu capacidad mental.