Sociedad y Justicia
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El trasplante se realizó el 19/S, a pesar del terremoto

Luego de 5 años en lista de espera, joven recibe riñón de su hermana
 
Periódico La Jornada
Domingo 15 de octubre de 2017, p. 34

Al ver que pasaban los años sin que su hermano Aarón recibiera el trasplante de riñón que tanto necesitaba, Verónica López tomó una decisión que no muchas personas tienen el valor de asumir, ni siquiera con sus seres queridos: donar uno de los suyos.

“Ya llevábamos cinco años en lista de espera y no pasaba na-da. Entonces me informé so-bre qué ocurría, platiqué con gente que había donado –incluso a personas que no eran sus familiares directos– y pensé ‘si ellos pueden hacerlo, yo también puedo’”, cuenta Verónica con una gran sonrisa, como si lo que hizo hubiera sido cualquier cosa.

Tanto ella como su hermano forman parte de una campaña de donación de órganos y tejidos que la Secretaría de Salud y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (Issste) han puesto en marcha para crear consciencia sobre la importancia de decidir en vida qué hacer con diversas partes del cuerpo después de la muerte.

Para Aarón, el viacrucis comenzó hace 18 años, al saber que padecía una enfermedad llamada púrpura trombocitopénica, en la cual el sistema inmunológico ataca por error a sus propias plaquetas, lo que genera la aparición frecuente de moretones y manchas rojizas de la cintura para abajo.

Aunque logró superar esa dolencia, Aarón quedó con insuficiencia renal crónica, que lo orilló a practicarse diálisis, limitó su capacidad de tener una vida normal y lo obligó a buscar el trasplante que su hermana se atrevió a darle.

Luego de pasar un largo año y medio de exámenes médicos, para verificar su estado de salud y asegurarse de que los órganos de ambos eran compatibles, finalmente la operación de trasplante se realizó el pasado 19 de septiembre. Ni siquiera el temblor que sacudió la Ciudad de México lo pudo impedir.

Todavía estoy en recuperación. Tiene poco más de una semana que salí del hospital y me cuesta trabajo caminar y hacer algunos movimientos. Tengo un poco de dolor, pero me siento bien, cuenta Aarón, quien no se cansa de agradecer a los nefrólogos que lo operaron en el Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, del Issste.

Verónica se ve tan contenta como Aarón con el resultado del trasplante. Todavía tiene muy presentes los cinco años que la familia tuvo que esperar por una donación cadavérica que nunca llegó. Tal vez por eso, los 18 meses de preparación para la intervención quirúrgica los recuerda como si fueran poco tiempo.

Hace apenas una semana a esta mujer de 24 años de edad le retiraron las grapas que los médicos le habían puesto para cerrar la incisión, y más allá de algunos cuidados básicos en su alimentación y sus actividades cotidianas, dice que ya está haciendo su vida normal, de forma satisfactoria y sin molestia alguna.

En una sociedad donde todavía hay muchas reservas y mitos sobre la donación de órganos, la solución es informarse para no tener miedo, porque el miedo nos detiene. Cuando lo perdemos, podemos hacer grandes cosas. Para mí, haber donado un riñón a mi hermano es felicidad, porque así él tiene la calidad de vida que necesitaba.