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19/S: El dolor y la esperanza

Adonde lleguen sigan dándole para adelante, recomienda voluntario

Inquieta a damnificados la posibilidad de ser trasladados a otros albergues
 
Periódico La Jornada
Sábado 30 de septiembre de 2017, p. 10

Ana, damnificada por el sismo, llegó el 21 de septiembre al Instituto Condesa, en Tlaxcala 105, después de vivir con una de sus sobrinas que la recibió, pero por problemas se salió de allí.

De nuevo, el temor la invade, porque a partir de este sábado vivirá en otro albergue; éste cerrará sus puertas para regresar a su función original de escuela.

Las colchonetas, mesas y víveres darán paso a las bancas y material didáctico. El grupo de amigos que promovió el espacio, que operó día y noche, también se encuentra conmovido.

Nos gustaría estar con ellos hasta que a todos les consiguiéramos trabajo y hogares. Aquí se les apoyó, pero la vida tiene que seguir. Y al lugar que lleguen les pedimos que sigan dándole para adelante, dijo Alan Riesgra, quien llegó de voluntario a esta escuela el 20 de septiembre.

Narró que el instituto abrió sus puertas la tarde del 19 de septiembre y por la noche únicamente alojaron a seis personas, después llegaron a registrar hasta 60. Dijo que divulgaron la información del albergue por redes sociales y después ya la información pasaba de boca en boca.

Mario Flores, quien trabaja en la Secretaría de Desarrollo Social de Ciudad de México, también llegó al instituto en los primeros días después del sismo. Él se encargó de recibir donaciones o trasladarlas a otras zonas.

Al principio mucha gente llegaba en la madrugada para donar o con sus camionetas para llevar a otros puntos, por eso, para asegurarse de que todo llegara a su destino, decidieron tomar medidas de evidencias, como fotografías y videos.

Para Flores la experiencia como voluntario en esta escuela –pues a parte de cumplir su turno en la secretaría llegaba a este albergue para apoyar– es gratificante: las horas sin dormir por un niño que te abraza; una señora que te da las gracias por darle una chamarra. No puedo decir que la experiencia es buena, porque no quiero que se repita, pero estoy satisfecho.

A José Pantoja, hijo de la directora de este plantel, le habría gustado hacer más y que esta ayuda continuara, pero reconoció también que esta semana ya no hemos tenido mucha actividad en todo sentido: ni de acopio ni en el albergue.

Alejandro Altamirano Flores, abogado, ayudó desde el domingo a asesorar a los damnificados en el tema de sus viviendas. Explicó que toda la semana han estado buscado albergues para acomodar a las 35 personas que aún están con ellos. Principalmente serán trasladados a espacios del gobierno de Ciudad de México o a otros privados.