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19/S: El dolor y la esperanza

Sobrevivientes y rescatistas remueven en la memoria las piedras del desastre

Vidas truncadas, rescates milagrosos y millones de historias tras los sismos
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Continúan las intensas labores de rescate y limpieza en el multifamiliar de calzada de TlalpanFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Martes 26 de septiembre de 2017, p. 14

Los heroicos rescatistas profesionales y voluntarios levantan los últimos ladrillos, los últimos trozos de concreto entremezclados con pedazos de vidas truncadas. Nuestros ojos y las redes sociales están llenas de las escenas de voluntarios que en un tris vaciaban un camión con donaciones o desalojaban un montón de las piedras del desastre.

En sentido inverso, y con el desastre a flor de piel, la ciudad y el país entero comenzaron a edificar la historia del sismo y sus imprevisibles consecuencias.

En una cafetería, en la mesa familiar, en el Metro, en cualquier lugar, no es necesario picar ninguna fibra para que el interlocutor, aun si es un desconocido, cuente su historia, la historia de todos, a fin de cuentas.

En la calle de Oaxaca, una secretaria del Gobierno de Ciudad de México cuenta la historia y comparte el video que grabó apenas hace un rato. En el centro de la imagen, Hiram Almeida, secretario de Seguridad Pública, es encarado por empleados bajo sus órdenes que se niegan a volver al edificio sede de la dependencia. Almeida juega con habilidad. Les dice que el edificio cuenta con un dictamen y que los que tengan problemas derivados de la tragedia pueden volver a sus casas. Lo escuchan, hasta que dice: El edificio es seguro. ¡Noooo!, gritan al unísono varias mujeres. Seguro de que no logrará convencerlas, el funcionario las deja ahí, para ser atendidas por mandos menores. Claro, como él tiene el Cóndor (helicóptero oficial) en la azotea, pues qué le importa.

Inmuebles tocados por la tragedia

Calles adelante, una trabajadora del Seguro Social que participa en las labores de ayuda por la libre, asegura que la clínica de Miramontes, donde labora, quedó tocada por el sismo y que la delegación sur del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) abandonó el empeño de que volvieran a ocuparla sólo después de que los trabajadores cerraron filas. La trabajadora del IMSS muestra fotos de la clínica donde laboraba: boquetes, escaleras desprendidas. Sacamos a todos los que pudimos, sólo dejamos ahí a los enfermos más graves. Agrega que en las mismas condiciones hay otras instalaciones hospitalarias del instituto, como la clínica 25, la de Francisco del Paso y Troncoso, y la del Parque de los Venados.

Para los empleados públicos de mayor edad, lo que ocurre es historia repetida. Javier Machain, ex trabajador de la Secretaría de Educación Pública, pasó largos años en un litigio porque se negó, con una treintena de sus compañeros, a regresar a laborar a un edificio dañado en los años 90 del siglo pasado. Fue despedido por negarse a entrar a un edificio visiblemente afectado. El sismo del pasado 19 le revivió el espanto y los detalles. Pregunta: ¿Viste el edificio de Etiopía, viste cómo quedó? El edificio al que alude, a las afueras del Metro Etiopía, sufrió severos daños el pasado martes. Pues ése era uno de los edificios que nos ofrecían como alternativa, y también lo rechazamos. En ese edificio con la fachada rota funcionaba ahora el Servicio Nacional de Empleo de la Secretaría del Trabajo.

Al mismo tiempo que los testimonios corren las cifras. Desde los primeros días tras la desgracia se echan números sobre las tragedias de 1985 y la actual. Por el número de víctimas mortales y de edificios destruidos no hay punto de comparación, naturalmente, se dice. Pero esa tajante afirmación esconde un dato que aún desconocemos: cuántos edificios resultaron dañados, cuánta gente perdió sus casas, cuál es la dimensión de una tragedia que rebasa con mucho los límites de Ciudad de México.

Roberto, un joven chofer, decidió hacer algo con sus compañeros cuando vio que la ayuda desbordó los centros de acopio instalados en los alrededores del Hospital 20 de Noviembre. Los restaurantes de la zona habían preparado alimentos que se echarían a perder si no eran consumidos. Era el miércoles 20 y Roberto y otros de sus compañeros se ofrecieron para llevarlos a Morelos.

En la caseta cercana a Jojutla (allá sí de veras que no había nada de nada), la caravana de 10 vehículos fue retenida por soldados. Primero les dijeron que tenían que concentrarla en el DIF. Ante la negativa de los choferes, los militares subieron el tono: revisarían todos los vehículos porque quién sabe si estábamos aprovechando la situación para llevar otras cosas.

La situación se zanjó cuando arribó una caravana de traileros (no sé de dónde venían, pero eran cabrones) que confrontó a los militares. “Uno de los traileros discutió con un soldado y le dijo: ‘cómo quieras le hacemos’, y le enseñó una escopeta”. Los recién llegados eran, en todo caso, gente de pocas palabras, porque Roberto asegura que lograron pasar cuando uno de los traileros se subió a su vehículo y se lo echó encima a la camioneta militar que impedía el paso.

Marinos escoltan ayuda

Más adelante nos topamos un retén de la Marina, pero con ellos fue otra cosa, porque hasta nos escoltaron para llegar en Jojutla a los lugares donde estaban recibiendo la ayuda, concluye Roberto.

Un cuarto grande en el edificio de historias del sismo 2017 corresponderá a las escuelas. Cinco mil dañadas en Oaxaca y Chiapas, y un número indeterminado en Ciudad de México y otras entidades. Eso no impidió, claro, que el secretario Aurelio Nuño se apersonara en una escuela secundaria de la capital para abanderar el reinicio de labores (que ocurrió en menos de 2 por ciento de los planteles, porque la mayoría sigue esperando un dictamen que la Secretaría de Educación Pública le carga al gobierno de Miguel Ángel Mancera). Cuando nos unimos, los mexicanos podemos salir delante de cualquier obstáculo y somos más fuertes que la fuerza de la naturaleza, dijo, tras una ceremonia en la que estuvo acompañado, según informó él mismo, por el contralmirante Vera y el general Vallejo.