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19/S: El dolor y la esperanza

Esfuerzos de autoridades y activistas por evitar las fake news en tiempos de tragedia

La rumorología en las redes, avivada por la desconfianza en el gobierno
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Trabajos de limpieza en el conjunto habitacional Los Girasoles, de la colonia del mismo nombre, en la delegación CoyoacánFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Sábado 23 de septiembre de 2017, p. 12

Es muy importante verificar en cuentas oficiales la información que difundes en redes sociales para evitar propagar rumores, escribió en Twitter el titular de la Secretaría de Gobernación (SG), Miguel Ángel Osorio Chong, ayer viernes, al filo de la una de la tarde.

El mensaje del funcionario se acompañaba de otro con el logotipo de la más popular aplicación de mensajería, WhatsApp, y sugería que, para estar adecuadamente enterado, el ciudadano debe recurrir a las cuentas oficiales de autoridades como Protección Civil y la Cruz Roja Mexicana. No repliques información sin antes verificar, completaba su exhorto el jefe de la política interior.

El problema, naturalmente, es que un gobierno con el bajísimo índice de aprobación como el de Enrique Peña Nieto no es, para muchos ciudadanos, una fuente de información confiable.

Poco después, Osorio compartió el video de una joven mujer que denunciaba que un individuo desconocido interpuso un amparo para impedir que maquinaria pesada iniciara el retiro de losas en el edificio donde se encontraba su madre. Aquí un ejemplo de cómo se está obstaculizando un rescate por un amparo producto de rumores, escribió el titular de la Segob.

El caso de Graco

Bajo fuego de muchos frentes desde hace buen tiempo, el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, enfrentaba una fuerte ofensiva en las redes sociales, luego de que se difundieron videos en los que se veía a personal de su administración reteniendo los vehículos que llegaban con ayuda. Según las denuncias ciudadanas, Ramírez estaría concentrando los donativos en bodegas, con la finalidad de agregarles una etiqueta con la leyenda #FuerzaMorelos, su nombre y el de su esposa.

DIF Morelos no está etiquetando ninguna despensa, las únicas cajas marcadas son las que nos envían los DIF estatales y el DIF nacional, escribió el perredista en su defensa. Inútil, porque el tribunal de Internet había dictado sentencia.

¿Desconfiar del gobierno implica confiar en todo lo que se sube a las redes si no proviene de una fuente oficial? Naturalmente no es así, y la prueba en estos días es la multiplicación de esfuerzos realizados por personas y colectivos para filtrar y verificar la información que circula sin ton ni son.

El emperador de los rumores

Pongamos como ejemplo uno de los rumores más extendidos de estos días: el pasado jueves se dispersó como plaga el audio grabado por una mujer que afirmaba no poder dar más detalles porque se le terminaba la pila del celular, pero juraba que rescatistas extranjeros le dijeron que aún había niños por rastrear en el Colegio Enrique Rébsamen. No había manera de verificar la información, pero mucha gente la compartió.

La lógica que se impone es: ¿cómo desconfiar del mensaje que me manda un conocido, un primo, un hermano? WhatsApp, por esa razón, es el emperador de los rumores.

El problema, obviamente, es que tu conocido simplemente compartió la información con un razonamiento como el que ha acompañado rumores que han dado la vuelta al mundo: Más vale renviarlo... Me suena raro, pero, ¿qué tal si es cierto?

Ante la avalancha de información y desinformación, frente a las dañinas cadenas, muchos usuarios optaron por grabar videos desde los lugares de la tragedia para que fueran los propios rescatistas o los familiares de las víctimas quienes hicieran la petición expresa de ayuda o brindaran la información correcta. Otros comenzaron, desde las primeras horas de la tragedia, a acompañar sus mensajes con la fecha y la hora exacta de la petición, porque la réplica de mensajes los hace eternos (tres días en Internet es una eternidad).

Un video que circuló en Facebook la madrugada del viernes mostraba escenas de la fábrica textil que se derrumbó en la colonia Obrera. La persona que lo grabó denunciaba la entrada de maquinaria pesada pese a que no existía la certeza de que no había más sobrevivientes. Con voz angustiada decía: Este es un asesinato por parte del Estado y necesitamos que la banda llegue a apoyar.

Ya con la luz del sol, se suscitó un sainete entre policías capitalinos y activistas que insistían en que en el lugar había un sótano y posibles sobrevivientes. Las autoridades permitieron el ingreso de algunos de ellos, quienes corroboraron que en el sitio no quedaban sino escombros.

El uso y abuso de las redes da para un debate largo, que de hecho ocurre desde hace años y que la tragedia no ha hecho sino avivar.

Como no es necesario creerle al gobierno, pero tampoco a todo lo que se sube en las redes, han surgido loables iniciativas de combate a las fake news. Una de ellas, que resume parte del debate, fue lanzada por estudiantes mexicanos en el extranjero. Chingones en el stalkeo, se llama, y ha creado incluso un sitio (Verificado19S), con las siguientes premisas: “Nuestros hashtags para validar discursos o información serán los siguientes: #TeDigoLaNeta (cuando se comprobó que sí es verdad); #PincheMentira (cuando se comprobó que es mentira), y #FueAlChile (cuando lo dijeron ‘así no más’, pero no se tiene toda la información). Para recibir sus preguntas pónganle el hashtag #SonRumores.

“No tengan pena. Mándennos su audio... ese que sale en el chat familiar y nos da bronca decir ‘no es cierto’, porque sentimos que nos odian todos. Envíen esa imagen terrible que postean en el grupo de primos y también esa noticia del periódico importante que no necesariamente tiene bien las cifras”.