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Aplaude el mandatario la entereza de los juchitecos para sobreponerse a la crisis

Sin porras ni selfies, Peña visita la zona más afectada por el temblor del jueves
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El presidente Enrique Peña Nieto escucha a damnificados durante el recorrido que efectuó ayer en Juchitán, acompañado del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; la alcaldesa de ese municipio, Gloria Sánchez, y el gobernador de Oaxaca, Alejandro MuratFoto Presidencia de la República
Enviada
Periódico La Jornada
Sábado 9 de septiembre de 2017, p. 5

Juchitán, Oax.

En esta tierra caliente, la más afectada del país por el terremoto de la noche del jueves, hombres y mujeres observan la comitiva de visitantes encabezada por el presidente Enrique Peña Nieto que se enfila al derruido centro de este municipio.

Son casi las 4 de la tarde y el saldo fatal del terremoto es de 58 muertos tanto en Oaxaca como en Chiapas y Tabasco, pero apenas dos horas después, el mandatario ajusta la cifra de de la tragedia a 61 fallecidos de los cuales 45 son de Oaxaca (36 de la zona juchiteca); 12 en Chiapas y cuatro en Tabasco.

Por ello el Presidente decreta luto nacional el 7 de septiembre, por lo que cada año se izará la Bandera Nacional a media asta y se recordará a los fallecidos, como se hace cada 19 de septiembre, por el terremoto de 1985.

El sismo de la víspera es el más fuerte del último siglo, apunta el mandatario, al tiempo de anunciar tres días de duelo nacional.

Hay muchos muertos, cientos de heridos y quizá miles de casas colapsadas, fracturadas o con algún daño estructural.

Precisamente esa situación es el apuro del Presidente; repite a todo aquel que se le acerca: Si su casa está cuarteada, ya no la habiten, vayan al albergue. A una señora de la colonia Cheguigo le aconseja no pernoctar ahí porque esta casa ya no da, expresa el jefe del Ejecutivo.

Anuncia que elementos de las fuerzas armadas y de la Policía Federal iniciarán las tareas de reconstrucción y se levantará el censo de damnificados.

Les dice que esto aún no termina porque se espera, en cualquier momento, en especial pasadas las 24 horas tras el fuerte sismo de la medianoche del jueves, una réplica mayor, posiblemente de apenas un grado menor al movimiento original , de 8.2 grados.

En efecto, la región del Istmo está tarde todavía se mece.

En la estancia de los funcionarios de los tres niveles de gobierno, incluidos siete secretarios del gabinete, se sienten las temidas réplicas.

Pero lo que no se ve, pese a ello, son escenas de pánico, sino gente con mucha entereza, subraya Peña Nieto.

Algunas juchitecas, ataviadas con su vestimenta típica, expresan que lo de anoche fue muy horrible pero igualmente claman ayuda.

Algunos hombres y mujeres muestran sin temor su enojo. No importa que esté ahí el jefe del Ejecutivo, el gobernador Alejandro Murat o la presidenta municipal, Gloria Sánchez: ellos se acercan y piden agua, suministro de luz, alimentos, a la vez que otros gritan “’orita mejor pónganse a mover escombros... Lárgate, Peña Nieto”, dice un señor detrás de la valla resguardada por militares. Unos pasos más adelante, colonos le aplauden al Presidente y le dicen que es bienvenido.

En especial, juchitecas damnificadas preguntan a los funcionarios que por dónde empezarán, porque todo, pero lo que es todo, se quedó debajo de los escombros.

Por lo pronto este viernes no hay porras ni selfies.

Los funcionarios avanzan bañados en sudor y prometiendo abasto de víveres y reconstrucción de viviendas. Ya vienen las brigadas, en dos horas estarán aquí, les informa el Presidente de la República.

Le piden que voltee hacia los montones de rocas y fierros retorcidos de lo que apenas 16 horas antes eran sus casas.

Luego, de espaldas a los escombros de lo que era una parte del palacio municipal –y donde soldados se afanan en quitar piedra y tierra porque dicen que todavía podría estar con vida el velador del inmueble– Peña Nieto pide a los juchitecos confianza para que la ayuda se entregue directamente, sin mediar preferencias políticas o partidistas, sino así como reciben el Prospera. No vamos actuar, afirma, a través de ningún liderazgo, porque lo más crítico es querer politizar y sacar ventaja política de esta condición de desastre.

En el balance de inmuebles educativos informa que hay mil 140 afectados, pero sólo seis en condiciones críticas y 30 con daños importantes, pero parciales. Igualmente pone a disposición un centro de acopio en Campo Marte para que la gente apoye con despensas.

Pero, sobre todo, reconoce la entereza de la gente para sobreponerse a ese escenario crítico, así como la solidaridad para enfrentar en unidad este fenómeno de la naturaleza.

“Efectivamente, la fuerza de este sismo fue devastadora, pero también estamos ciertos que la fuerza de la unidad, de la solidaridad y de la corresponsabilidad serán mayores.

Habremos de enfrentar la fuerza destructiva de este sismo con la fuerza constructiva de la unidad de los mexicanos, expresó Peña.

Al final vuelve a hablar de las réplicas, y de la más fuerte que posiblemente está por llegar, así como de la alerta en el otro lado del país, con el huracán Katia que también toca la puerta de México.