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Aquí sigo, de Lorenzo Hagerman, capta una visión profunda de la longevidad

El cine, mayor que la tragedia: en él se puede hablar de la vida

Se aleja de lo simplón que puede ser la denuncia de la desgracia del olvido

Capta a personas de entre 90 y 100 años de seis países llenas de vida, con proyectos, que aportan y no temen al futuro, dice el cineasta

Se estrena hoy en cuatro ciudades con 15 copias que él mismo sacó

Foto
Hagerman (en la imagen, durante el rodaje) revela que los personajes del filme no sólo son entrañables, sino divertidos. Esta gente ha rebasado esa expectativa de vida que tiene mucho que aportarFoto cortesía del cineasta
 
Periódico La Jornada
Viernes 18 de agosto de 2017, p. 8

La clave de la longevidad es tener siempre algo que hacer y no llevar una dieta especial. Pero, sobre todo, ser buena persona.

En lo anterior coinciden algunos hombres y mujeres de entre 90 y 100 años de seis países que fueron captados por la lente de Lorenzo Hagerman.

Bellas arrugas en formato 4K aparecen en el documental Aquí sigo, sinfonía a la vida, paradoja de que al final de nuestros días se está pleno de ella.

En Canadá, Japón, España, Italia y Costa Rica, Lorenzo Hagerman halló mucha tela de donde cortar en los hilos hechos de la vitalidad de estos personajes, que representan la celebración a la existencia, el símbolo de una humanidad radiante, que tanta falta nos hace, según comentó sobre la película el cineasta Alejandro González Iñárritu.

A Hagerman le interesaba que estos seres humanos, de viva voz, desmitificaran la longevidad.

Están llenos de vida, tienen proyectos, siguen aprendiendo y pueden aportar, porque no tiene miedo al futuro, dice a La Jornada con motivo del estreno de su filme este viernes en Ciudad de México, Toluca, Guadalajara y Mérida.

Resultado de sensibilidad e investigación

Aquí sigo es resultado de la sensibilidad, pero también de meses de investigación y del trabajo de cinco equipos, los cuales buscaron a personas en el campo y en las grandes ciudades, y que, al final, encontraron en las palabras de los entrevistados el valor y la profundidad de la experiencia.

Aquí sigo se aleja de lo simplón que puede llegar a ser la denuncia de la tragedia del olvido. Es importante abrir las ventanas para mostrar la marginalidad, pero el cine es más grande que la tragedia, porque en él se puede hablar de la vida, dice Hagerman, quien en cuanto comenzó a dar Rec a la cámara frente al primer personaje –en Querétaro, México– supo que buscar el drama en la vejez era fácil.

Lo complicado era descubrir a gente ordinaria que ha estado cerca de nosotros sin dejar de amar, sufrir, disfrutar y cantar por casi 100 años.

Hagerman revela que los personajes del filme “no sólo son entrañables, sino divertidos. No hablan del pasado, lo hacen del presente… Esta gente que ha rebasado esa expectativa de vida, tiene mucho que aportar”.

En las comunidades antiguas –recuerda el director– a los ancianos se les consultaba cuando se iban a tomar decisiones importantes en la comunidad, pero hoy no sólo no se les pregunta, sino que ni siquiera se les voltea a ver... El documental los pone a la altura.

Por más de 20 años, Hagerman ha trabajado como camarógrafo y cinefotógrafo. Fue director de foto en Heli, de Amat Escalante. Pero también ha dirigido 0.56 por ciento ¿Qué le pasó a México? y H2Omx (junto con José Cohen), que obtuvo el Ariel como mejor documental en 2015.

Distribución: el reto

Aquí sigo es una película linda que llega, como muchas cintas nacionales al tradicional cuello de botella: la exhibición. Pero Lorenzo tiene los pies en la tierra en cuanto a ello.

Con un guardadito de producción pudo hacer 15 copias para librar ese gran reto, porque, afirma, en México ese escalón es grande: o estás en plataformas digitales o en grandes salas. Y la televisión, por ejemplo, no participa en el proceso de distribución, y no hablo de la privada, sino de la pública, que en los estados de la República son más bien televisoras gubernamentales.

Abunda: En el centro del país no tienen la fuerza y el impacto que otras de su tipo como en otros países. Once TV tiene un programa que emite documentales, pero si vives en el interior de la República, tienes que pagar televisión por cable. Si un documental lo pudieras vender a la red de televisoras públicas, se prorratearía el costo y saldría barato.

Hagerman confiesa que si una imagen lo estremece cuando comienza a rodar, siente que provocará lo mismo en el público.