Los cineastas deben darse cuenta de que nadie, absolutamente nadie de la Cámara Nacional de la Industria del Cine (Canacine), piensa en otra cosa que no sea su beneficio y han mostrado su desconsideración constante por la expresión cinematográfica nacional y el obligatorio fomento para su necesaria continuidad, señaló el realizador Felipe Cazals en una carta.

En la misiva, el cineasta afirmó que por enésima vez los mercaderes del templo quieren arrebatar el derecho de la palabra a los que tienen ese derecho natural y la necesidad de enmendar la desigualdad que prevalece tanto en la distribución como en la exhibición de películas mexicanas. Lo hemos repetido mil veces a una administración pública sorda y a un grupo de legisladores ineptos que sólo obedecen a la regla imperante: la bufonería (15 de agosto, Día Nacional del Cine Mexicano), y al descrédito: la inequidad en la exhibición de nuestro cine.

Cazals pide estar alerta, porque, esta vez, nuestros predecesores en la pantalla y al lado de ella, creando el lenguaje propio de nuestra cinematografía, serán un vestigio idéntico al de la antropología. Será un pasado para siempre.