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Ciencia: el futuro inmediato
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a Academia Mexicana de Ciencias (AMC) comenzó el martes pasado su 58 Año Académico. Se trata de una ceremonia que se realiza anualmente en la que se destacan algunos de los logros en los diferentes programas de fomento a la ciencia que realiza la más importante agrupación científica del país, y en la cual se reconoce, además, el trabajo de investigadores jóvenes en las ciencias exactas y naturales, se premian las mejores tesis de doctorado en ciencias sociales y humanidades, y se entregan becas para jóvenes investigadoras. Pero en esta ocasión el acto tuvo algunos ingredientes que la convirtieron en un acontecimiento especial. Uno de ellos fue el cambio en el Consejo Directivo de la AMC y la toma de posesión de su nuevo presidente, el doctor José Luis Morán López.

Nacido en Las Charcas, San Luis Potosí, José Luis Morán, de 66 años, es doctor en física, especializado en la física de superficies; en la actualidad trabaja en el área de las nanociencias, en particular en el diseño de nuevos materiales magnéticos. Además de su formación en instituciones de reconocido prestigio, como el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, en México; la Universidad Libre de Berlín, en Alemania, y la Universidad de California, en Berkeley, Estados Unidos, buena parte de su trabajo científico lo ha realizado en su tierra natal, participando en el desarrollo del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica, y más recientemente, encabezando el Consejo Potosino de Investigación Científica, lo que le permite contar con una visión amplia de las oportunidades y obstáculos para el desarrollo científico a escala nacional.

En su mensaje al tomar posesión como nuevo presidente, Morán tocó algunos de los aspectos que hoy más preocupan a la comunidad científica del país, uno de ellos es, desde luego, el del presupuesto. Planteó que los recursos para ciencia, tecnología e innovación deben regresar al nivel que tenían en 2015; es decir, antes de que se produjeran los recortes al gasto federal que han dañado de manera muy seria las actividades científicas del país.

La imagen es muy clara, luego de que en los primeros tres años de la administración del presidente Enrique Peña Nieto el presupuesto creció aproximadamente a 10 por ciento anual, se creó un espejismo en el que el país por fin tendría el despegue científico tan anhelado. El crecimiento no sólo se vio interrumpido por los ajustes en 2016 y 2017, sino que entró en una etapa de franco retroceso de la que han emergido problemas inocultables, como el de las becas de posgrado, derivados especialmente de la reducción del presupuesto al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en 23.3 por ciento en términos reales sólo en 2017.

Un dato que ilustra el momento que se vive en el medio científico es la inquietud y las crecientes muestras de inconformidad que se expresan mediante desplegados (por ejemplo, El Universal, 27/7/17), o la internacionalización de los problemas que aquejan a la ciencia de México, como la carta publicada en Science por los doctores Juan Pedro Laclette y Eugenio Frixione el 21 de julio, que traducen el descontento por los ajustes recientes al presupuesto para ciencia, tecnología e innovación y la necesidad de que se retorne a la senda del crecimiento.

El momento que vive la ciencia en el futuro inmediato es complicado. El nuevo Consejo Directivo de la Academia, que lidera Morán –integrado por las doctoras Estela Susana Lizano Soberón (vicepresidenta), María Ester Brandan (tesorera) y los doctores Carlos Artemio Coello Coello y Alipio Gustavo Calles Martínez (secretarios)–, fungirá como representante del gremio científico durante un periodo muy particular en la vida del país, en el que además de la definición del presupuesto para 2018, se realizarán las elecciones federales para elegir al nuevo presidente de la República, en un proceso que, todos anticipan, estará acompañado de gran inestabilidad política.

Se trata así de un escenario muy complejo en el que la comunidad científica de nuestro país debe actuar con unidad e insistir y mostrar que la ciencia y la tecnología son elementos indispensables y una condición para el desarrollo económico y social de México. En este propósito no están solos, pues cuentan con el respaldo de sectores muy importantes de la sociedad mexicana.

Hay que desear al doctor José Luis Morán y al actual Consejo Directivo de la AMC el mayor de los éxitos en su gestión.